Un día, una tarde, una noche, un momento en que esos ojos me miren con pasión, con ternura, con suavidad.
Que esas manos me desnuden lentamente..., que ese aliento recorra mi ombligo, mi pecho, mi oreja, con un susurro tan suave que pueda escuchar el latir inquietante de vuestro corazón.
Y besadme, besadme y volvedme loca, hacedme sentir una diosa entre todas las mujeres..., como una rosa blanca y sus magníficos pétalos, bonita, princesa.
Y queredme, queredme siendo yo vuestra vida y vos mi corazón.
Acercaros, venid hacia mí, y sentid como si fuera la primera en todos esos segundos de dulzura.
Hacedme recordar este momento el resto de mi vida como algo especial y sincero.
Conseguidme las estrellas y haced que pueda verlas y tocarlas como puede hacerlo la luna.
Devolvedme aquella noche en que solo faltó un instante para fundiros en mí, una noche que se me escapó entre los dedos y el viento, porque todo esto, era sin duda, un precioso sueño.
Rozadme y correrá ardiente sangre por mis venas, miradme y desarmadme una vez más con esos ojos como ya lo hicisteis una vez, tocadme, recorred mi espalda, mis hombros, mi cuello.
Alzadme y llevadme al cielo.
Uf....hace.mucho.que.escribí.esto.
Y.no.viene.a.cuento.pero.lo.encontré.por.aquí.
martes, 25 de julio de 2006
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2 comentarios:
lo encontraste
¿Que me impide coger ahora mismo mi coche e irme a buscarte?
¿Quien que lea este texto no va a querer hacerlo?
Solo la realidad lo impide. ¿Como puede ser tan ardua?
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