martes, 9 de junio de 2009

Cuando los hombres se vuelven más chiquitos.

Porque sí, es verdad. ¿Nunca os habéis dado cuenta que es lo que pasa con muchos hombres que rompen, después de haber estado atados a unas preocupaciones, obligaciones, compromisos y demás?
Como que se vuelven al revés, parecido a los cangrejos, como que repentinamente retroceden 10 años y quieren hacer cosas que quizá de adolescentes nunca pudieron hacer.
Que los 27 o 28 ya no son aquellos 19, 20 o 21... y nada, empeñados están en que teniendo a la vuelta de la esquina a los 30, hay que vivir aventuras. Aventuras....¬¬
En fin, no se, es raro. Yo una vez tuve un novio que años más tarde de haberlo dejado (sobre los 27 o así, después de haber conducido un gran Seat Toledo granate, propio de alguien con un poquito de criterio (no por el color, sino por lo grande que es el coche no común de persona de 18 años), va, y a los veinticincoytantos se compra una moto. Ale, una moto. Que no digo que sea pecado, que todo el mundo tiene derecho a comprarse una moto y a la edad que sea, pero como que en teoría las cosas hay que hacerlas con un orden.
Primero la motillo de adolescente, después una moto para impresionar y poder decir: -"eh, que yo estoy aquí, esta es mi moto... mi moto y yo...yo y mi moto". Curioso, esta es la época cuando tratan a la moto como "sunovia". Bueno, está bien. Y luego ya va el coche y en proximas etapas el coche familiar cuandose requiera.
Que los hombres quieran ir hacia atrás es que se "inmadurizan" a los 30? o simplemente quieren volver a sentirse jóvenes?

Y luego está el síndrome de mamitis y las inseguirdades de los hombres. Pero bueno, eso ya es un tema a parte.


Me parece que a partir de ahora voy a insistirle a mi padre (de unos cincuentaypico) que se saque el carnet de moto de grandes cilindradas, se compre una, se monte en ella y recuerde sus épocas de juventud; igual y hasta se rejuvenece.

1 comentario:

F. Dwarf dijo...

Hey, hey, hey....no te metas con los veintitantos-añeros que se compran una moto después de haber terminado una relación.