Ayer, por cosas de la vida, a las 12 y media estaba yo en el Metropolitan dispuesta hacer unas largas picinas a ver si me despejaba un poquito y dichas abuelas me invitaron a hacer con ellas su clase, que hay que decir, va perfecto para la espalda.
En fin, que entre chiste y chiste, chismirreo y chismorreo, y gritos entre ellas, casi me ahogo de la risa.
La lían al máximo.
Soy una gran fan.
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