Me gusta hablar, me gusta escuchar, me gusta discutir, pero creo que lo que más me gusta es opinar. Igual me gusta demasiado e igual debería gustarme menos. El caso es que a lo mejor debería considerar la opción de callar mis opiniones, porque al final acabo pasándome de listilla y puedo llegar a incomodar hasta puntos infinitos.
Soy muy fan de dar por sentadas muchas cosas, de hecho casi todo y es que ser peliculera siempre ha sido una de mis mayores aficiones. A partir de ahí, ya creo mis historias.
Y es que no puedo evitar observar a las personas, mirarlas, describirlas mentalmente y crear un perfil apropiado a ellas. Qué pasa, que nunca lo habéis hecho? ¿Ni tan siquiera intentado? Aunque creáis que esto es una manera de calificar, en ningún momento estoy prejuzgando a nadie. Yo no prejuzgo, yo solo creo perfiles. Perfiles apropiados. Y a veces acierto, otras muchas no, y la mayoría de veces, si me dejan, me doy cuenta que tampoco voy tan mal encaminada.
Porque qué queréis que os diga; las miradas, los gestos, las formas de comportarse, de hablar, la entonación, incluso la manera de sonreír te describe por fuera, pero también por dentro. Sólo es cuestión de observación. Y luego, si me lo permiten, intentar conocer. Eso es lo más importante.
Así conocí yo a Marta. Primero la vi, luego la observé, luego intenté conocerla y al final se dio cuenta de que no éramos tan distintas. Y nos descubrimos mutuamente.
2 comentarios:
Cada frase que has escrit en esta entrada la podria haver escrit jo... a mi em pasa EXACTAMENT igual :)
Som guays ;)
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