El par de mexicanos que nos ha estado acompañando durante estos últimos casi dos meses se han marchado, han regresado a su tierra natal no sin decirme antes que me cuide, que sonría y que los voy a tener aquí, muy pronto. ´
A pesar de todo el jaleo de habitaciones, de luces encendidas más rato de la cuenta, de montañas de platos por fregar y mil lavadoras que tender, partidas al uno en el tren, metro o funicular, partidas a la wii o al Ashon, excursiones por Barcelona, idas y venidas a parques de atracciones o las risas con mi primo Agustí, lo han valido.
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