miércoles, 16 de julio de 2008

Leaving a mark.

Contigo hasta el infinito.
Y más allá.
12 días.
Y volveremos a vernos las caras y entonces podrás demostrarme todo lo que dices y prometes.
Y entonces podré devolverte todo lo que haces estando ahí, al otro lado del universo.
Hoy, hablando con una compañera del trabajo, he recordado aquella larga espera de las increíbles 2 horas en el centro de plaza Catalunya. Porque la estrella es el CENTRO de la plaza.
Que quede claro.
Y nunca me cansaré de repetirlo.
Muchísimas cosas han pasado desde entonces, cosas que nunca jamás nadie hubiera dicho que ocurrirían, verdaderamente asombrosas. Improbable e inexplicable. Y aún me pregunto porqué aquel wey que una noche desde París, con su cara cabizbaja y su mirada fija en una webcam al que le dije que no había correspondencia ninguna, aún siguió por ahí, con su velita encendida.
Impresionante, no?
Y tal vez aún me quede bastante por descubrir, porque se que me queda, pero me creo capaz.
Capaz de sorprenderme. Y no solo sorprenderme por como eres sino por las cosas que eres capaz de hacer por mi. Y entre muchas otras cosas, como me gusta llevarte tanto la contraria voy a decirte algo; un día me dijiste que “los lujos” ya no formarían parte de tu vida…, pues que sepas que voy a enseñarte que sí van a constituir parte de ella.
Porque el sol de Barcelona brilla mejor que el de Monterrey y aquí las nubes cogen un color y una forma especial, y si no pregúntaselo a las fuentes de Montjuïc que un día las observaron con nosotros.
Porque las cosas inalcanzables se vuelven inadmisibles y éstas, al mismo tiempo, irresistibles hasta el punto de volverse inolvidables.
Y si realmente crees que el arroz se pasa, puedo llevarte la contraria muy fácilmente.
Y si no, rétame.