domingo, 30 de diciembre de 2012
Curiosidades que matan.
martes, 5 de junio de 2012
El secreto de la mecánica del tiempo.

sábado, 21 de abril de 2012
Instantes de Marta.
sábado, 10 de diciembre de 2011
Barcelona huele a Navidad.

Hacía frío y amanecía algo nublado pero con ganas de brillar el sol. Me apetecía ir a pasear por la ciudad. Sí, yo sola. Tampoco necesito a nadie para recorrer mis ya conocidas calles de Barcelona. Pero siempre hay alguien que se apunta. Me encanta.



jueves, 10 de noviembre de 2011
Cuando unas galletas de chocolate te hacen pasar una estupenda tarde.
domingo, 23 de octubre de 2011
Improvisando con una rubia que no es rubia.
jueves, 20 de octubre de 2011
Personas que sí y personas que no.
lunes, 10 de octubre de 2011
De cenas improvisadas a películas gore y el arte de ser encantador.
Después de mis indicaciones absurdas y de demostrar que mi orientación es nula, una moto tuvo que ir en busca de un coche blanco entre los callejones de la parte alta de la ciudad.
sábado, 1 de octubre de 2011
Se busca dentista en Italia. Prometo recompensa.
jueves, 1 de septiembre de 2011
Final de verano.
viernes, 8 de julio de 2011
Momento gin tonic.

miércoles, 25 de mayo de 2011
#decampoyplaya
Entonces fue cuando el teléfono le sonó. Igual sí que había alguien que prefería una visita a la máquina en vez de alquitranarse los pulmones. 3 minutos después ya tenía su vasito calentito y estaba sentada. Sorprendentemente esta vez no había rubias por ahí cerca, así que la única morena era ella.
jueves, 19 de mayo de 2011
Cocina creativa.
Como a mi madre le encanta cocinar, decidimos regalarle una clase con un chef de alta cocina para que le enseñara que un plato, con poca comida, puede quedar perfectamente condimentado.
A las 7 y media de la tarde era la hora confirmada para que empezara nuestra clase. Eran las 18:15 y aún no habíamos salido de casa. Nervios. Después de todo el jaleo, al final conseguimos encontrar la escuela de cocina COQUUS, que estaba en una de las calles laterales del Passeig de Gràcia, subiendo un poco más arriba de la Av. Diagonal.
Llegamos, nos sentamos. Había 3 personas más. Seríamos 5, el chef Fran y su pinche Sofía.
Delante de cada taburete, había un dossier con un lápiz para tomar apuntes. Lo abrí y empecé a leer las tres recetas, a cual más espectacular. El menú que nos iban a enseñar esa noche y que luego nos lo íbamos a cenar tenía muy buena pinta.
De primero íbamos a hacer una ensalada de guacamole de mejillones en escabeche con vinagreta de piña. Nunca había imaginado que la mezcla de tantas cosas distintas podía dar un resultado tan fantástico.
El segundo plato era hamburguesa de Magret y foie con atadillo de espárragos y patatas pont neuf acompañado con salsa de manzana. Caviar para el paladar.
Y de postre, un delicioso pastel de chocolate, con pulpa de mango y espuma de coco. Aquí descubrí el uso del nitrógeno en la cocina y de que los sifones también sirven para hacer cosas buenísimas.
Vamos, una experiencia genial.
Igual, con tantas modernidades, artilugios y cosas varias, a partir de ahora, a mi madre le da por hacer espuma de cocido con un toquecito de menta.
miércoles, 18 de mayo de 2011
Max y la cena.
Sí, vuelvo de nuevo con la frikada del #4sq.
Vale. No, no los conozco, no tengo ni idea de quién son y a qué se dedican, pero me parece que eso de saber en casi cada preciso momento dónde están, los hace algo más cercanos, digamos que buenos conocidos. Al fin y al cabo, eso de despertarse por las mañanas y ver que en tu barrita de notificaciones hay el icono de 4sq, hace despertar tu curiosidad y ver quién se ha adelantado a ti esta mañana.
Al principio, quizás asuste un poco esto, pero todo depende de cómo lo mires y de quién tenga acceso a esta información. Es por eso que igual, no está tan mal echar un vistazo a tu lista de amiguetes del 4sq y los que te resulten interesantes y despierten tu curiosidad, investígalos un poquito. Más que investigarlos, curiosear a quién le cuentas dónde estás en casi cada momento. Los otros, los quitas.
Y si se da ocasión en que a alguien le da por organizar una #cena4sq, pues adelante, que así sea. Os aseguro que puede llegar a ser muy divertido, y curioso también. Con ganas de repetir. Y de comer más caramelitos de colores. Todo un vicio.
Darme cuenta que hay gente tan distinta a mi que puede juntarse en un lugar, a una hora y relacionarse de forma tan sencill, es estupendo.
Al fin y al cabo, el foursquare hace amigos. O al menos, buenos conocidos. Todo un reto para mi curiosidad.
Sólo diré una cosa: Me he enamorado de un perro.
martes, 17 de mayo de 2011
La empanada de Marta.

A Marta, ese tipo de personas le suelen parecer muy atrayentes, interesantes y muy pero que muy curiosas. Tiene algo claro, los sosos, también sonríen. Y conseguir una carcajada de ellos, es todo un reto.
Que te estén esperando siempre gusta y si hace sol, aún más. Incluso aunque sea un desconocido que a ratos, no te parece tan desconocido. Incluso si apenas te mira a la cara cuando cruza un par de palabras contigo porque no sabe qué decir. Y él sabe que no sabe. No se le ocurre qué decir porque no es una situación en la que se suela encontrar habitualmente. Sus palabras son secas y austeras, cómo no podía ser de otra forma. Temas banales, el tiempo, las distancias entre lugares y la velocidad. Y así iba a ser y ella lo sabía, al menos, hasta romper el rato de protocolo en que era necesaria esa tirantez en el ambiente.
Curiosamente espeluznante y escalofriante se sintió Marta al bajar del tren. Es de esos momentos en que no tienes ni idea qué es lo que va a ocurrir, cómo te vas a sentir, qué vas a decir y cómo va a ir la situación. Si todo va a ser una broma o si realmente va a ser ameno. Si el cruce de tantas bifurcaciones, subidas, bajadas, rotondas y polígonos industriales va a llevarte a algún sitio o solo a campos y huertos. No sabes si va a ser divertido o no, pero curioso y gracioso, seguro.
Era difícil imaginarse que esa noche, la cena la prepararía ella. ¿Sabéis que existen hornos de cocina que pitan para avisarte de que tienes que ir a vigilar a través del cristal ardiente que el pastel no se queme? Yo siempre creí que a los hornos tú le ponías un tiempo y cuando hacía el pitido, es que el plato ya estaba. Mi abuela, así me lo enseñó. La suerte era haber escogido el tiempo correcto para que el pastel no se quemara. Pues no, ahora hay hornos que te avisan para que, encima de esperar, les vigiles. Curioso. Hacendosamente curioso.
En fin, que cómo le tocaba cocinar, las empanadas, a Marta, siempre le sacan de un apuro.
Un sofá blanco, cuadros apoyados en estanterías y muebles del salón y un olor a incienso que aviva las emociones. El incienso siempre me ha gustado, igual que las velas. Marta dice que entre muchas otras cosas, ayudan a crear ambiente. Y eso es cierto. No sabía qué hacer en los próximos minutos. Sólo le quedaba una cosa, improvisar. Pero aquel momento era tan sumamente incoherente, que decir cualquier cosa, hubiera estado fuera de lugar. Decidió esperar y observar. Dos sujetos realmente diferentes y tan unidos a la vez. Uno tan suyo y el otro tan claro.
La empanada estaba resultando todo un éxito. Y acompañada de un vino, más. O eso pensaba. La noche seguía su desarrollo. Poco a poco la cosa parecía que iba cogiendo un poquito más de color cual caramelos de mil sabores.
A ver, si esta vez lograba que las tiranteces en los diálogos, se convirtieran en algo más relajado y espontáneo. Que las barreras cayeran. Marta se sentía cómoda, cómo cuando pasas una noche de verano con un par de amiguetes tumbado viendo una película. La conversación fluye y los comentarios pasan a ser más inverosímiles. Pero te gusta. Te parece muy agradable. Llegas a hablar de temas tan improbables que te resulta hasta sorprendente.
Y así, hasta lo que se pudo. Marta consideraba que disfrutar de momentos como aquél, era fantástico, porque era una primera vez, y las primeras veces, nunca se repiten.
Una cosa había quedado clara para Marta, vaya, igual varias.
Una de las mejores maneras de conocer a la gente es a través de lo que declara en la renta anual; los hombres se van a Copenhague a ligar con rubias (o al menos, a intentarlo); las motos, incitan, activan y estimulan; toda persona soltera, acaba teniendo una habitación destinada al vestidor; y que hay cajas que, a pesar de lo independientes que parezcan ser, lo separadas que se pretenda que estén y lo distintas que opinemos que son, no son tan desiguales. Eso sí, definitivamente, juegan en ligas muy diferentes.
Aquél, había sido un buen momento.
miércoles, 4 de mayo de 2011
Fútbol, sonrisas y máquina de cafés.
Todavía un día después todo el mundo habla de fútbol. Parece que este va a ser el mes del fútbol. Nadie habla de otra cosa, ni siquera de la que se supone que ha sido la boda del año. Perfecto. Lees y ves que ha sido una larga noche en la que la incivilización, la locura y el desmadre se ha apoderado de la ciudad condal. Casi incendian a todos y cada uno de los periodistas que hacían la retransmisión, la mitad de semáforos de las Ramblas están rotos y parte de la fuente de Canaletes está por los suelos. Bien, esto es el fútbol.
¡Pedazo de incívicos!
Sabes que esa mañana tienes una paciente a la que arregarle la vida. Por qué sí, nosotros arreglamos la vida, digáis lo que digáis y penséis lo que penséis. Recuperamos lo más importante de una persona: la sonrisa.
Las 10:30 de la mañna pasadas y ya estoy intentando explicarle a una mujer de unos 70 años que aunque su fractura horizontal está en el tercio medio de la raíz, sorprendentemente parece que no tiene sintomatología y que por tanto ella decide si sacar o no. Después de un largo rato en que me doy cuenta que ser odontólogo no es tan sencillo, decidimos ahorrar cual hormiguita durante todo el verano para en septiembre poder sacar ese diente y poner una prótesis. Me despido de la señora Francisca, le deseo buen verano y me dispongo a subir a la primera planta con ansias de mi suculento chocolate calentito.
Con las ojeras aún bajo mis ojos y ese cansancio que de vez en cuando arrastran mis pies, subo las escaleras, me cruzo con un par de conocidos, les doy los buenos días y me siento al lado de la máquina de cafés esperando que la gente acumulada frente a ella, se disperse. Aprovecho para checkear sin demasiado ímpetu. La máquina de cafés ya tiene propietario y no creo poder conseguir proclamarme Mayor a menos que aproveche sus vacaciones para hacer check-in indiscriminadamente. Saco mis 0,35 céntimos del bolsillo derecho y antes de introducir la moneda me doy cuenta que en la pantallita de la máquina pone NO FUNCIONA. Y yo que sigo queriendo mi vasito que me alegre la mañana, ni que sea en solitario, sin conversación ni comentarios... disfrutando de mi chocolate. Hoy toca joderse. Cómo veo que esto no va a solucionarse rápido, ni siquiera me molesto en invitar al Mayor a disfrutar de uno de sus cafés diarios y de mi sarcástica pero simpática conversación habitual. De todas formas, los de las plantas de más arriba siempre andan muy ocupados, o eso dicen.
Me vuelvo a la planta 0.

A veces pienso que el fútbol es cómo una máquina de cafés, si al meter la moneda te dan lo que esperas, las sonrisas son infinitas.
domingo, 24 de abril de 2011
#elchiste.
Estos días mi casa de Molins parece un chiste.
Veréis.
"Esto es un mexicano, una catalana, y un valenciano ....."
Sí, sí, ya se...no os resulta gracioso, pero a mi me lo parece. Esto de que en esta casa estén conviviendo 2 mexicanos, 2 catalanas y un valenciano y que a pesar de discutir acerca de cómo mata Sant Jordi al dragón; a pesar de decirle directamente y sin contemplaciones a un valenciano que su forma de hablar no es un idioma y que me suena feo; y a pesar de llevar a un mexicano durante 7 horas al museo de la ciencia y no morir en el intento.... parece que aquí hay calma, buen ambiente y buenas conversaciones. Sonrisas, risas, silencios, películas que gustan y programas que nos parecen graciosos (porque sí, después de no se ni cuánto tiempo ya, en Molins, vuelve a verse la tele. Curiosamente, ahora que Aaron venía, a alguien se le ocurrió comprar una de esas antenas portátiles. Y sí, la tele volvió. Eso sí, sin antena3 y sin tele5. Lista de canales televisivos que muchos querrían en sus casas. Sobretodo mi tío. Pero claro, a mi tía no creo que le hiciera mucha gracia. La tele sin t5, no es la tele.)
En fin, que están siendo buenos días, que del jetlag ya ni me acuerdo, que los paseos por la Barcelona que a mi me gusta están siendo estupendos. Enseñar Barcelona a mi manera a alguien que no conoce esta ciudad, creo que no se me da nada mal. Ya se sabe por aquí que tengo una extraña adoración por el gótico, el born y el raval. Y nada como transmitirlo.
¿Y sabéis lo mejor de todo?
Que momentos como todos estos, no me los quita nadie. Nada como hablar en catalán durante más de 15 minutos con un indio, casado con una catalana mientras haces cola para entrar al museo con un mexicano. Nada como dormir una siesta al sol en los bancos de la Plaça de la ciència, dentro de un museo, con Aaron pegado a mi cabeza y roncando como un machote. Nada como llegar a casa y encontrarme a Montserrat y Jaume en plena partida de monopoly con mis primos (partida que yo llevo atrasando desde tiempos inmemoriales).
Jaume mola.
Montserrat obviamente mola.
Gera mas.
Y Aaron...., bueno, Aaron es el amigo de Gera más chido. Creo que hoy ha sido el día que más tiempo he pasado con él desde que nos conocemos y no ha ido tan mal. Al menos, aún no está llorando. Y sabéis qué.... creo que voy a presentarle a Marta, que por cierto, hace días que no me llama.
lunes, 14 de marzo de 2011
El gusiluz y el seat127.
Habitualmente, cuando empiezo a darle la paliza con el tema, su respuesta es silencio sepulcral o meterse uno de esos cigarros que se han puesto tanto de moda últimamente en los que chupas cual pajita de un vaso de Coca-cola durante una peli de cine, y en vez de saciar tu sed, lo que hace es encenderse una lucecita; como si un gusiluz fuera a converstirse en ceniza, pues igual.

Hace relativamente poco, supe acerca de un destino privilegiado que enloquece a amantes de las motos que viajan de todos los puntos de Europa. Un viaje que por lo ue se ve es una de las mayores experiencias del mundo de las dos ruedas. Ese lugar es el llamado Cabo Norte, al norte de Noruega, en la comunidad de Nordkapp. Tengo que reconocer que hasta el momento en que empecé a leer acerca de ese sitio, no tenia ni idea de que exixitía un sitio como tal (vale, sí, soy una inculta de la culturilla general, lo reconozco), pero ya poco a poco he ido sabiendo hasta varias rutas para llegar allí.
viernes, 4 de marzo de 2011
Divagaciones. La libertad que necesitamos.
Es curioso porque yo siempre he pensado el por qué uno se siente tan insufriblemente incómodo dentro de un ascensor. Es como que la excesiva proximidad, la cara de uno demasiado cerca de la de otro, hace que no paremos de mirar el reloj, el móvil o las llaves, que miremos al suelo, nos pongamos de perfil y contemos los pisos con una cierta impaciencia esperando que el viaje acabe cuanto antes. Eso, si no tienes el compromiso de hablar con el vecino del 6º, y encima, lo único que se te ocurre decir es: "Qué día más caluroso hace hoy, o qué frío esta mañana". Ya lo dice mi padre, el tiempo es el tema de conversación por excelencia de un ascensor.
Vale, hasta ahí, todo claro. Eso es lo que yo llamo, el espacio personal entre personas mas o menos conocidas o desconocidas. Ok, bien. Yo pondría..., que el necesario entre conocidíssimos/amigos son de unos 20 a 30 cm, para los conocidos unos 45 cm y para los desconocidos, 60 cm entre ellos y yo.
Y luego, luego está el otro espacio personal. Llamémosle espacio personal, espacio individual o libertad. Éste es el que hay (o debería haber) entre una pareja.
Mirad, el otro día me enteré que un amigo de Marta se había reajuntado y casado. Lo único es que ahora iba con el cuento ese de "Yo sabía que la vida en pareja implicaba hacer un cambio, pero no que tuviéramos que diluirnos en la presencia del otro para existir. No siento que haya ganado a una compañera, sino que perdí mi independencia".
A ver a ver a ver..., cuando Marta me citó esas palabras del amigo, pensé: pobre...y eso que es solo el principio. Y dudo que el amigo de Marta haga mucho por cambiar esa situación. Vamos, que acabarán pasando 10 años, y la historia seguirá igual, o peor. Sin espacio, sin desarrollo de uno mismo y con absolutamente todas las actividades compartidas.
Maaaal señores, mal. Vale, sí, hay que tener cosas en común, pero no hace falta estar las 24 horas (que casi parecen 48), en máxima fusión. Así se pierde algo primordial para todos, la libertad. Por que sí, necesitamos libertad; de esa libertad personal que no te impida vivir un día a día diferente cada vez, interactuar con distintas personas, tener independencia para poder hacer las actividades que nos agraden y sobretodo, no caer en rutina.
Mientras tanto, conversando con amistades, observando en el metro a desconocidos o sentada en un banco de la plaza central de la ciudad, voy viendo como la gente de la sociedad actual cada vez necesita más de esa libertad, de esa autonomía, autosuficiencia o autodeterminación. Para ello hay quién respeta esa independencia el uno con el otro, hay quién busca relaciones a distancias largas, hay quién no se compromete e incluso, hay quien prefiere cambiar de pareja, como de moto. A ver si así, la próxima moto, le da más libertad.