viernes, 25 de junio de 2010

¿Estamos locos con foursquare?

Sí.

Algunos de los que me conocen habrán oído de mi la frase de "algún día, las nuevas tecnologías nos van a comer".

Hace un rato me he proclamado alcalde de un nuevo sitio en Foursquare. Ya es el décimo lugar de donde soy Mayor. Tengo la nueva chapa de SuperMayor. ¡Perfecto!
Y os preguntaréis, esta tía de qué está hablando!?
Todo empezó cuando un día, mi tío escribió en su blog acerca de una nueva red social para compartir tu ubicación con tus amigos (http://elcrosto.blogspot.com/2010/04/va-comencar-amb-forca-als-estats-units.html).
No tenía ni idea de lo que se trataba pero como siempre me apunto y me subo al carro de todo lo que él dice acerca de estas cosillas, ahí que me fui.

Lo cierto es que, por ahora, no tiene una finalidad, ni objetivo especifico, que es lo más tonto del mundo y que la única función que se le puede encontrar, son los tips (comentarios cortos) . Te dan y das opiniones de/a otros usuarios de los lugares donde has hecho check-in, y por tanto, visitado.

Vale, llamarme geek.

Digamos que a todos nos encanta la competición. No hay razón lógica para utilizarlo. supongo que es el gustillo que te da la vertiente del juego y la competición por los check-in, la adicción de convertirte en alcalde de los sitios y el pique de puntos con los amiguetes.

Mis chapas molanmil.
:)

sábado, 19 de junio de 2010

Sin título. Fuera de serie.

Vas en el tren y sientes que llegas tarde. Esperas reunirte con alguien con el que has quedado y cómo no, escoges Plaça Catalunya. Todo el mundo escoge ese lugar. Llegas y no ves al conocidamente desconocido. Hace sol, hay brisa y todo parece tranquilo pero estás algo nerviosa. Y una mancha verde se acerca, luego vislumbras unas gafas y te das cuenta que bajo ellas hay una sonrisa que nunca antes habías visto pero que te resulta familiar. Muy familiar. Y se acerca. Es él. Y su voz tiene un leve airecillo a norte. Te gusta. Y confirmas. Es él.

Un paseo por el Born y te topas con Santa Maria del Mar. Espectacular. Tengo que reconocer que el Born, nunca me había llamado la atención. Hasta hace poco. Lo había paseado alguna que otra vez, aunque siempre de paso y sin prestarle demasiada atención. Pero la arquitectura, formas y su ambiente, acumulan el encanto de una ciudad vieja con aires de ciudad nueva.

Y seguíamos caminando y la conversación seguía fluyendo igual que había empezado. Cual amigos de toda la vida. Fantástico. Fantástico y extraño a la vez. Y curioso, muy curioso.
Y para acabar, Plaça Sant Felip Neri. Caviar para los sentimientos. Un oasis en medio de la jungla. Y una tetería escondida entre la inmensidad de las calles del gótico. Asombroso.

Si todo el mundo dejara un poco de lado los prejuicios de vez en cuando, se daría cuenta que incluso días con tardes lluviosas como el de hoy, pueden ser algo extraordinario y perfecto. Que las miradas y las palabras compartidas hacen entenderse a cualquiera, incluso a dos almas con edades bastante divergentes. Y mira por donde, si una complicidad así hay que conseguirla de esta forma, escribiremos un pergamino y lo mandaremos en botella. Vale la pena.
Y no me preguntes de qué hemos hablado ni en qué sentido ha ido dirigida la conversación porque no puedo resumirlo. Ni yo lo se. De todo, de la vida, supongo. Pero no ha habido ni un solo silencio, porque esta vez, no hacía falta.
Bichos, fibromialgia, amistad, familia, amores pasados, presentes y futuros, reflexiones, dinamita, odio, culpa, locuras, lentillas, tecnología, rapidez, sonrisa. Decirle que no cambie nunca, que mola, que es guay y que aunque yo haga mejores fotos que él, es fenomenal. Que conocer a personas así no sucede todos los días y que la especialidad marca la diferencia. Pero él, eso, ya lo sabe.


Parece que todos tenemos el impulso de rellenar espacios de nuestro interior que surgen abriendo paso a un mundo que no siempre acepta lo diferente. Pero no siempre lo conseguimos. Tardes como la de hoy, los llenan, rellenan y encima, rebosa.
Vamos, que se salen.

viernes, 11 de junio de 2010

Llámame llorona.

Una película, un momento, un pensamiento, un sentimiento, cualquier idiotez que suceda. Algo que te ponga más sensible de lo habitual.
Días como hoy en los que llueve y sale el sol. Vienen chaparrones como ráfagas de aire y luego se van. Ya lo dice el dicho, después de la tormenta siempre llega la calma, pero hoy parece que es al revés, o que al tiempo le ha dado por ponerse en modo aleatorio, se nubla, sale el sol, llueve, sale el sol, se nubla, chaparrón, se nubla, llueve, sale el sol.

Lo que decía, que cualquier cosa de éstas me pone sensiblona a mi. Y como yo soy de lágrima fácil, pues ahí que voy.

Más que Marta y todo, lo suyo son mas las lágrimas de cocodrilo.

miércoles, 9 de junio de 2010

Tot nou.


A partir d'avui el meu tiet (que és qui s'encarrega d'aquestes coses) pot fer el post del nou iPhone i
les seves noves prestacions, l'homofonia tan peculiar del seu nou sistema operatiu, les seves mides, la seva nova pantalla retina i el nou mètode d'antena generalitzada.

A veure què diu; però ell és més com jo, d'Android.

domingo, 6 de junio de 2010

De mentirijilla.

Hace mas o menos dos meses que estoy aquí definitivamente. En realidad nadie lo sabe, todos creen que vengo y voy a mi voluntad, pero hay algo que confirma cuando alguien se ha mudado. Hay quién encuentran la señal en el cepillo de dientes, hay quién lo encuentra en el libro de lectura en la mesita de noche o hay quién lo ve en las zapatillas de estar por casa. Cada uno tenemos nuestras señales y la mía está en el zapatero; sí, sí...., si el zapatero está más lleno que el de mi casa, es que ya me he instalado completamente en Molins. Rotundamente.

A pesar de iniciarme en el mundo de las lavadoras, fregar algún que otro plato, encontrar moníssima una plancha de color verde o hacerme amiga del limpiacristales, aún no soy consciente que me he independizado.
De eso me di cuenta ayer, cuando un par de amigos muy amigos míos me dieron el notición: "Nos vamos a vivir juntos". Vamos, piel de gallina y todo. Que queréis que os diga, a mi estas cosas me estremecen. Y luego me pongo a pensar y me digo: "coño, pero si hace tiempo que yo vivo fuera de casa."

La diferencia es que yo no compré el sofá, ni la lavadora, ni la mesa del comedor, ni la cama de matrimonio y ellos si lo van a hacer. Por eso digo que lo mío es de mentirijilla. Y lo suyo, cómo la vida misma.

Mis mejores deseos para ese par de dos :D

jueves, 3 de junio de 2010

Surrealismo.

A los dentistas no deberían pasarnos estas cosas. Cómo es posible!... pues sí señores, mañana me van a extraer un diente y a poner un implante. Tiene guasa. Y todo por comer pipas.

Exámenes a sus cuarenta y cincuenta y tantos.

Vaya, vaya, vaya. Al parecer se ve que esta en auge eso de hacer cursos. No se exactamente si es la seguridad social, si es el convenio de empresas que lo obliga, que tanta gente esté en paro o otra de las peripecias de comisiones obreras. Pero lo que sí es verdad es que tengo a tres miembros de mi familia estudiando de nuevo. Ahora, a sus cuarenta y tantos y cincuenta y tantos, tienen que volverse a sentar frente a un dossier de apuntes (eso sí, un poco cambiado a lo que ellos estaban acostumbrados; todo a ordenador, encuadernado, sin libretas a cuadros y a veces, hasta a distancia). Tienen que volver a sus años mozos, cuando hacían exámenes. Es gracioso ver a mi tío que llega con su carpeta bajo el brazo, su lápiz, su bolígrafo y su dossier y me dice: "Acabo de llegar de la uni". Y que venga de hacer su examen y me diga: "Estaba chupao". Me hace gracia, qué queréis que os diga.

O que ayer me enterara que mi tía está haciendo también un cursillo, junto con sus compañeras de trabajo, de esos a distancia y que con todo el jaleo, se abrume (que no estrese) al pensar en todo lo que tiene que aprender a hacer y además, compaginarlo con su vida actual, de trabajo, niños, casa, marido y vida social. Puf. Me estoy estresando yo y todo. Porque yo SI que me estreso, no como mi tía, que ella NO se estresa; NUNCA se estresa ;)

Y luego está mi padre, el más calmado de todos, que lleva 2 semanas con el dossier encima de la mesa de la oficina y que por olvido, falta de tiempo, o pereza, no ha empezado a leerlo. Que feliciano. Y le preguntas y te dice "no, si yo todavía tengo tiempo". Vamos, que fijo que mi padre era de esos que lo deja todo para último momento.

En fin, que ya veis, yo de exámenes y ellos también. Curioso.

miércoles, 2 de junio de 2010

Mensajes en botella.

Vaya, es miércoles. Antes me encantaban los miércoles. Digo antes porque es antes refiriéndome a antes, antes; antes cuando la Clara iba al cole. Me acuerdo que durante toda la vida los miércoles molaban. Era el día en que había créditos variables dónde nos reíamos a más no poder, era el día que tocaba plástica/dibujo y era el día de la semana en que para comer había sopa y pollo con patatas. Esto era lo más importante. Todos esperábamos el miércoles en el comedor. Era leyenda, pollo con patatas el miércoles. De toda la vida.
Ahora los miércoles son un día como otro cualquiera. Pero un miércoles como hoy, a mí me gusta especialmente. Ya empezó período de exámenes y nos estrenamos ayer, con cirugía. Hoy es el día post, digo, post-cirugía. Por eso me gusta. Es como cuando tienes algo dentro durante mucho tiempo y por fin lo haces. Te quedas descansado. Pues así estoy. En que apetece solecito de verano y un Nesquik con Krispies. Así he empezado el día yo, bueno, con mi tazón pero sin sol porque hoy se resiste a salir. Por ahora.

Hoy es día de mensajes. No es que tenga nada de especial pero proclamo los miércoles día de mensajes en botella.
El otro día, en conversaciones que no hace mucho mantengo con un tipo interesante, hablé del tema. Las personas somos como náufragos, como personitas perdidas en una isla (perdidas que no Perdidos). La isla de la vida. Es grandiosa una comparación como esta. Siempre he pensado que las personas somos como náufragos de la vida que tenemos momentos en los que esperamos que alguien nos mande un mensaje. A ti, a mi, a todos nos gusta, nos encanta recibir mensajes. Esperamos (o no) a que una botellita con un pergamino en su interior llegue. Sí bueno, a veces son mensajes como un papelito en la nevera que pone “ves a comprar el pan”. Pero yo no hablo de ese tipo de mensajes. Ya sabéis de qué tipo de botellitas hablo. Y si encima la botellita es verde, pues mejor; más peliculera.

Nos gusta recibir mensajes, porque cada uno de ellos significa que alguien se acordó de ti, que alguien espera contestación tuya, que alguien te quiere, que te odia, que te aprecia (o que no), que le haces reír, que le diviertes y que le importas.

Veis, a todos nos gusta recibir mensajes. A Marta también, no os penséis.