lunes, 26 de septiembre de 2011

Hay profes que molan.

Definitivamente las cosas que a mi me suceden ya sabemos todos que no están dentro de lo habitual y común. Digamos que mi poca vergüenza, mi curiosidad  y mi gusto por los recuerdos, las anécdotas y los reencuentros hacen que acabe en casas ajenas charlando hasta altas horas de la noche compartiendo  una estupenda velada.

Y es que hoy os voy a hablar de una relación muy especial que he mantenido desde siempre con mi profesora de inglés desde que yo tenia 12 años. Ella se llama Aurora, es estupenda y siempre hemos congeniado muy bien.   Han pasado los años, terminé el cole, entré a la universidad pero la relación sigue estando ahí. Ahora se ha casado, ha tenido una niña y cuando nos vemos la conversación es cómoda, cercana, agradable y muy amigable. Me encanta. Además, su marido es estupendo (mi ex-profesor de música). Ya veis, al final todo queda en familia.

La cuestión es que entre cafés, galletas, fotos y demás, se nos fue el santo al cielo y acabé quedándome a dormir. Y qué bien he dormido! Da gusto tener profesores así. 

viernes, 23 de septiembre de 2011

Fases.

Negación, ira, depresión, negociación, aceptación. 

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Menos lobos, Caperucita.

Agua caliente, tomate con queso, pepinillos con especias florales, botella verde y olor a vinagre enmodenado. Cosas de freaks, retoques de fotos, edición de vídeos, análisis de textos, emoción en lecturas de RSS, blogs, Twitter y Photomatix. Y descubrir que el HDR es todo un arte y no sólo una alteración de la realidad que nos presenta imágenes de ensueño. 

Que hay conversaciones frente a frente, mirando o no a los ojos que no son tan complicadas acompañadas de una sonrisa, que no es tan difícil ponerse en el pellejo del otro, que todo es mucho más sencillo de lo que creemos y que hay cenas, cafés u horchatas que pueden saber igual que noches de locura y desenfreno. Que no todo es negro carbón ni todo es blanco nuclear. El gris también te hace disfrutar. Que para qué agobiarse si un no es un no y un sí es un sí. Las cosas claras y el chocolate espeso. Ésas son buenas tardes. Ésas y un buen sofá. Eso sí, que el sofá, sea blanco nuclear. 

Si es que la próxima vez que Marta me presuma, alardee y exagere de sus grandes tardes aventureras, le diré que todos tenemos tardes como las suyas. 


(( Escuchando: Hey Ho, Let's Go - Ramones))

martes, 20 de septiembre de 2011

Tristemente sorprendente.

Vaya hombre, ya me dice Marta de vez en cuando que hay cosas muy pero que muy curiosas y sorprendentes que un día salen PLUM!, y te hacen cambiar el chip. Increíble señores, muy increíble. Y es que la vida te da sorpresas... ay!... qué de sorpresas te da la vida, carajo! 

Y yo que le había dicho a Marta que seguiría poniendo manos en el fuego.... pues anda que voy apañada... no, si al final me voy a quemar los dedos, las manos y hasta el brazo. Si es que por muy bien que creas que haces las cosas, nunca están bien hechas para todos. 
Aix. 
Claramente, doy pena. Anda que ya me vale.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Amigos y Diada.

Cuando un amigo te dice hace meses que te ha comprado una entrada para ir a uno de los últimos conciertos de Sopa de Cabra, cómo te quedas?
Obviamente, yo a principio de año, veía septiembre aún muy lejos y mira por dónde, ya ha pasado. 
Emoción, intensidad, gritos, disfrute...., con mi amigo Marc, cualquier rato es estupendo y él lo sabe bien. Lo quiero y es genial.
El concierto, increíble. Sudorosos desde el minuto uno. Y no, no solo por cantar y saltar..., es que habíamos aparcado el coche en el primer aparcamiento que encontramos y claro, había que subir caminando. Como ambos tenemos orientación -3, le dije: "- Sigamos a la gente. Creo que todos vamos al mismo sitio."
Dos horas y media de concierto, y aunque con dolor en la garganta de tanto chillido, no pude dejar de cantar canciones tan míticas como "El far del sud", "Camins", "Sota una estrella" o "L'Empordà".


Fantástico.


Avui, 11 de setembre, Diada de Catalunya.
Bona Diada a tothom.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Grrr x 3.

Sí, lo se, soy consciente que no es de gran utilidad, que no tiene un objetivo exacto, ni finalidad concreta, que es absurdo y que realmente no sirve para gran cosa; que mi tío probablemente me dirá cuatro cosas por haber sucumbido a los encantos de la manzana, pero qué queréis que os diga, no puedo evitarlo, tan finito, tan portable, tan apetecible, curioso y tan aparentemente funcional, ha hecho que incluso sueñe en que voy montada sobre uno gigante cual alfombra mágica de Aladino se tratara.

Y es que es inevitable, quiero un iPad2.

Sumergida.

Olas mojadas, oscuras, entristecidas y acongojadas; menos que un lago y más que un mar, menos que un río, cómo un embalse, casi como un charco. Nudos estomacales cual cuerdas amarradas en el puerto, sujetando una balsa para que con el vaivén, no se vuelque. Y consiga flotar, logre aguantar y no se humedezca tan fácilmente. Pero se hunde, el nudo se suelta y toda esa aparente tenacidad, aguante y resistencia desaparece en cuestión de segundos. Y la balsa cae por su propio peso y se dirige a la profundidad oscura, toca fondo y ahí queda, muy apaciguada, sosegada y desecha. 

Y llueve, truena y los relámpagos chispean. Y es entonces cuando las maderas, libres de los clavos, deambulan sueltas de aquí para allá sin rumbo, sin saber, dejándose llevar por el viento, la brisa marina y chocando contra obstáculos que se topa por el camino. Perdidas en medio de la inmensidad del desconcierto y la confusión.

Y revivir y repetir que todo irá bien, que nada ha sido una equivocación, que la balsa siempre ha ido con buen rumbo, con decisión y disposición, sin ahogar a nadie. A pesar de haber surcado tantos océanos de la mejor forma posible, la barca, se había hundido. Y eso que en realidad, su destino siempre había sido con y hacia una una única dirección. 


Y es que ya lo dice Marta. Hay veces que ni los clavos más fuertes, ni las redes más resistentes, ni  las boyas más flotantes pueden emerger a la que siempre ha pretendido ser, la mejor balsa del mundo. 

jueves, 1 de septiembre de 2011

Final de verano.

Una farola alumbraba la solitaria calle. Eran las 11 de la noche pasadas y parecía que el ambiente caluroso de esos últimos momentos de verano estaba más cargado de lo habitual, incluso bochornoso. Marta se había propuesto pasar un buen rato; una buena conversación, complicidad, emoción y risas. 

¿Nunca os habéis encontrado en esa situación en que oscurece de repente y buscas desesperadamente una farola en un lateral de la avenida trasera? Pues eso buscaba Marta. Con tanta risa, tanta conversación y tanta aventura de ese final de verano, se le hizo de noche y cualquier rincón con un poquito de claridad, hubiera sido suficiente. Mientras tuviera una luz alumbrando, todo podía pasar. Y lo encontró. Se detuvo, alzó la mirada y lo que vio le gustó. Se sentía bien. Cómoda y acompañada. Pero se dio cuenta que con tanta luz, había dejado de ver las estrellas. Y es que claro, tanto repaso del último mes, se había distraído. Algo la deslumbraba. Era septiembre que llegaba con fuerza. Pero Marta no quería despedirse de ese final de agosto. Todavía no. De repente, la luz se apagó, oscureció y las estrellas volvieron a brillar. Aún era 31 de agosto y podía disfrutar un ratitio más de verano. Suspiró.

Ahí acababa el mes de agosto. Y sin que Marta se diera cuenta, ya era 1 de septiembre. Tenía la sensación de que había empezado con buen pie. Curiosamente, septiembre venía cargado de sonrisas.