miércoles, 30 de mayo de 2012

Viernes peculiar de karaoke.

La noche de viernes, prometía.
Después de levantarme a las 6 de la mañana para ir a la universidad, las 9 de la noche ya parecía que las pilas de toda la semana se me habían gastado. Pero cuando vas a ver a la Mónica, nunca sabes cómo vas a terminar. Dijo: prepárate para ir de karaoke. Sí, karaoke dijo. Lo primero que se me pasó por la cabeza cuando dijo de salir a cantar fue imaginarme en medio de un montón de gente cantando las canciones más típicas de todo karaoke: "Eva maria se fue", "un beso y una flor", o "vaya, vaya, aquí no hay playa". Vamos, que digamos que no era algo que me llamara demasiado la atención. En el fondo, soy tímida, sabéis? Y las cosas me dan vergüenza. Pero al llegar al lugar, ni había gente, ni había fiesta, y con la larga lista de canciones disponibles, era imposible decidirse por cual era la acertada.

Acompañadas con un gran cubo de heineken (algo que sinceramente asombra y sorprende a un espécimen como yo que no está acostumbrado a beber habitualmente), el ambiente se fue animando. Llegaron un grupo de amigos cual más peculiar mejor, celebrando una especie de cena de soltería. Vistos desde fuera, gays. Gays completos. Gays entrados en la década de los cuarenta, pero sea como fuera, de la acera de enfrente. Y sinceramente, habían animado la fiesta.
A pesar de mi vergüenza que siempre digo que tengo, supongo que el don especial en desinhibirme cuando encuentro la ocasión adecuada hizo que de repente me viera en medio de la pista cantando "bajo el mar" con un individuo del grupo de gays con todo el ímpetu y las ganas del mundo. Ese fue el punto de inflexión. La Clara, hace amigos. Ole. Formas peculiares de entablar conversación: canciones de Disney.

Al final, resultó que el grupo de cuarentones ni eran gays, ni eran solteros, sino un grupo muy simpático de amigotes, casados, con hijos, ingenieros de profesión (quizás no todos) celebrando la visita de uno de ellos que había vuelto de la otra punta del mundo. Vamos, lo típico. ¿Y qué ocurrió? Que cuando encuentro a alguien inteligente que me da una conversación interesante, la Clara, no puede dejar de charlar, incluso con unas cuantas cervezas de más. Y así, hasta altas horas de la madrugada.

Hay veces que debería hacer más caso a Marta cuando me dice que tengo una curiosa facilidad por conseguir hablar con cualquiera y de cualquier cosa. Será mi encanto especial. O no. Quien sabe.

lunes, 28 de mayo de 2012

Mira para adelante que para detrás ya has mirado bastante.


No puedo permitirme el lujo de ponerme así cada vez. Debería ser mas práctica, pero sencillamente es imposible. Hagamos un esfuerzo porque esto, esto no vale la pena.

viernes, 25 de mayo de 2012

#unratico.


Aprovechando que..., casualmente...., ahora que me viene bien..., me aburro o .....no tengo nada mejor que hacer. En ocasiones me da una especial curiosidad saber si...., si no existieran los conciertos emblemáticos, los recambios anuales en los talleres o las cámaras compactas colgadas al cuello, existirían los momentos de te con canela, las cocacolas de media tarde o los guiños a plena luz del sol. 

Supongo que es casualidad. Que nadie es el último mono con el que pasar el rato y que la sensación de serlo a veces, no es más que cosas del calor del verano que ya llega. Pasar un rato conmigo no está tan mal, no? Ni siquiera aunque hayan cosas más importantes que hacer. Nunca está de más recordarnos que mola pasar un ratico sin necesidad de un espacio vacío de tiempo. Digamos que lo valgo. Digamos. 

En el fondo, molo un rato. Digo yo.
:)



domingo, 20 de mayo de 2012

Cosas que pasan.

A veces me pregunto si realmente las personas decimos las cosas con intención y convencimiento o lo hacemos porque sí, para salir del paso, porque nos va bien en ese momento y va como anillo al dedo. Lo chungo es cuando tienes problemas con la memoria. Marta siempre dice que es todo un jaleo. Ella lo llama memoria selectiva. Pero no estoy hablando de que le falte, porque es precisamente todo lo contrario. 

Marta se acuerda de todo, o al menos, todo lo que le llama la atención y le parece interesante, curioso y diferente. No puedes decirle nada que luego no se vaya a poder llevar a cabo porque se le despiertan unas irrefrenables ideas automáticamente. No es bueno esto, no mola mucho, vamos. Lo recuerda absolutamente todo. Peliculera y fantasiosa. Pero de la película de fantasía real. De las cosas simples y sencillas que te hacen sentir bien y disfrutar. Marta no puede escuchar acerca de vuelos a algún lugar recóndito lejano porque instantáneamente se imagina hiperventilando en un avión al nombrar todos los modelos de aviones conocidos y morirse de la risa en cuestión de segundos; no pueden hablarle de amistosas cenas porque evitar pensar en cuántos platos se pueden compartir o de qué tipo de Ginebra va a ir acompañada la velada, se le hace imposible; o no se le puede hablar de aventuras y viajes aún por explicar en tardes largas de parloteo, friqueces y otras cosas si posiblemente no van a haber historias que contar. 

Muchas veces decimos las cosas y luego se nos olvidan, o más bien, dejamos que se nos olviden. Las cosas o se dicen con intención de hacerlas o no se dicen. Probablemente os parecerá una tontería Todo esto y seguramente lo es. Marta siempre dice que las múltiples variables de la vida hacen que no puedas realizar todo lo que te propusiste en un momento determinado,....pero sabéis qué?, en eso no estoy de acuerdo con ella. Si se quiere, se puede.

jueves, 17 de mayo de 2012

Habladurías de jueves.

Recuerda bien aquella vez, porque fue la primera y la última. 

A veces me pregunto si las personas reservadas lo son con absolutamente todo el mundo, incluso brindándoles el mayor tiempo, oportunidad y predisposición para abrirse. Quizás es que directamente, no quieren, no lo necesitan, no les interesa o no acaban de sentirse cómodos. 
Dicen que la mayoría de estas personas adoptan un perfil bajo pretendiendo pasar inadvertidas, pero no estoy tan segura de ello. Les gusta que les reconozcan las cosas que hacen bien y aunque sus emociones muchas veces brillen por su ausencia, hay que buscar esas pequeñas señales para descubrir que realmente tu compañía les hace sentir bien. O que quizás no.
Malhumoradas, poco expresivas, usuarias habituales del humor negro, extremadamente inteligentes y en la mayoría de veces, políticamente incorrectas pero que de tan odiosas que pueden llegar a ser, tienen su pequeño encanto. Se te despierta una incógnita que en muchas ocasiones no se puede resolver y quizás, eso es lo que llama la atención.

Marta siempre dice que este tipo de personas, una vez entran en confianza y se sienten como en casa, ya no hay marcha atrás.
Ojalá Marta, tuviera razón.

martes, 15 de mayo de 2012

Parecidos.

Y luego dicen que el parecido, no va en los genes. Sin ninguna duda, en mi familia está clarísimamente comprobado que la teoría de los guisantitos de Mendel se cumple a raja tabla. Y no solo en lo físico, sino que hasta la forma que tenemos tan caracteristica de hablar y animar a las personas en momentos críticos, con una entonación francamente broncosa como si quisiéramos ponerle unas pilas infinitas al conejo duracel, nos hace peculiares. Incluso el michelincillo pequeño y gracioso (por decir algo) al que yo llamaría pliegue molón que se nos forma en la parte media de la espalda y que es imposible que desaparezca aunque sigamos la dieta más estricta del mundo, hasta en eso, somos igualitas.

Hay momentos estupendos en los que veo que mi familia mola y mola de verdad. Y es en esos precisos ratitos de tarde primaveral, cuando me doy cuenta de estos parecidos altamente razonables entre mi tía y yo. En realidad me encanta. Me encanta pasar ratos con ellos aunque muchas veces me cueste la vida por la falta de tiempo. Mi tío y mi tía, dignos de una gran serie de televisión. Sin duda, tendrían éxito, seguro. La verdad, el tiempo se para cuando los veo. Me gusta observar lo diferentes que son ellos dos como pareja y lo geniales que están juntos. Se compenetran. Las agudezas e ingeniosidades de mi tío nunca serían lo mismo sin los chillidos de mi tía. Sí, me hace mucha gracia. De hecho, gracia es poca. Mezclar el estrés aparentemente permanente de mi tía con sus consejos y sonrisas y todo con los comentarios tan improvisados y a la vez tan ocurrentes de mi tío, hace que sean muy pero que muy peculiares.  

Gracias por hacerme sonreír en los momentos en que cuento cosas guays, bonitas y molonas pero más aún, GRACIAS en los momentos en que me decido a explicar también lo malo.  ¿Sabéis de esas personas en las que durante varios momentos del día te acuerdas en tu vida diaria? Yo sí. Y una de ellas es mi tía. Yo no se si las leyes de Mendel afectan también a lo psicológico y mental, pero indudablemente y con absoluta seguridad me atrevo a afirmar que hay alelos dominantes que incluso no siendo individuos de primera generación, se manifiestan en su máxima expresión.


lunes, 14 de mayo de 2012

#lunes


Venga, sonriamos en un lunes como el de hoy.

domingo, 13 de mayo de 2012

Dando alas.

Pues sí, que queréis. Me resulta difícil. No puedo hacer nada. En el fondo, en lo más profundo, cualquier decisión resulta complicada. En realidad es cierto, nunca he sido muy fan de tomar decisiones difíciles. Y no es simple cobardía, sino que nunca he tenido que hacerlo en grandes proporciones. Pero seguir la corriente del río, puede que ya no funcione. Sin duda, no puedo quejarme de mi (aún corta) vida. A pesar de eso, puede que vaya siendo el momento de decirme; Eh Clara, venga, espabila que ultimamente sueños, ideas, pensamientos y pesadillas te van a consumir!

Cuando evaluas y te das cuenta que en varias ocasiones te has regido por el mismo patrón, puede que lo tuyo sea mala suerte. O mala suerte o simple casualidad. La historia siempre se te repite y no ni una, ni dos veces..., sino incluso tres. Una vez alguien me dijo que yo ayudaba a desplegar las alas y luego, cuando ya están preparados, parten, y salen a volar. Pero es que sabéis qué?, para eso hay que tragarse lo peor del camino. La preparación, el esfuerzo, el tiempo, las faltas de ganas, los silencios, las distancias...; todas esas cosas que al parecer desaparecen al alzar el vuelo. Y sinceramente, es algo que da rabia. Sí. Te das cuenta que tú te has pasado los momentos más difíciles, que has puesto todo tu empeño e ímpetu aguardando y esperando que el mañana será mejor, y cuando llega el mañana qué ocurre? Que no eres tú la que disfruta del esfuerzo, sino que es otra persona. Y no mola. No mola nada.


La falta de comunicación, los silencios, los instantes sosos, la falta de comprensión, de sorpresa, de aventura, de confidencias, de entendimiento, de compartir inquietudes, ganas, deseos, apetencias; el afán, las ambiciones y las cosas anheladas; Compartir todo eso y no volverse completos desconocidos dejando que poco a poco la llama se apague, se te escape entre las manos y desaparezca. Ese es el secreto. 
El amor no es infinito ni eterno cuando no se sustenta ni se lucha por él; cuando se habla de cómo podría ser pero el paso de los años no te dan ese disfrute máximo. Y al final se enfría y no hay manera de volver a calentarlo. ¿Y la culpa de quien ha sido? De todos, o de nadie.

jueves, 10 de mayo de 2012

Conversaciones matrimoniales, cariño y otros cuentos.

Peleillas en la cama, guerras de cojines, besos sin lengua, abrazos cercanos, quédate un poco más, no te vayas todavía, acércate, qué comiste hoy o que tal el día de ayer. 
Aparentemente cosas que implican cariño, obviamente. 

Pero....¿qué es el cariño en realidad? Unos buenos días o unas buenas noches en su debido momento, no lo es? Un qué tal, como te va, cómo ha ido el día, tampoco lo es? Noooo...claaaaroo... Eso vas tú por la calle y se lo preguntas a todo el mundo. Claro que sí. Sales un martes por la mañana y preguntas al primero que te cruzas por la calle... Oiga señor, usted cómo está? qué cenó ayer por la noche?, qué va a hacer o dónde va a ir este fin de semana o... Le apetece un te con canela? 
Si cosas así o por el estilo son las típicas preguntas que sueles hacer a cualquiera, definitivamente, el cariño que puedas tenerle a cualquiera es el mismo que......a un posavasos. Sí, un posavasos muy bonito de murano que alguien te trajo de recuerdo, pero al fin y al cabo, un posavasos. Un objeto inanimado, sin vida, sin emociones. Un cacho de cristal, vamos.

¿Dónde está la franja permisible con cada persona de muestra de cariño? Al final, cariño no comporta aprecio, risas, pasarlo bien, sentirse cómodo, distraerse, hablar de los gustos, las ideas o los pensamientos de uno mismo...? La amistad siempre implica cariño señores. Sí, en mayor o menor grado, vale; pero ahi está. Todo con quién se quiera y a su justa medida. 
Marta siempre dice que depender de lo preestablecido es la excusa más cómoda para justificar algo injustificable. El cariño, es lo que es y si en muchas ocasiones dejáramos que se guiar un poquito más por la visceralidad y le diéramos un poquito menos vueltas al tarro, todo sería más sencillo. ¿No creéis?


Y sí, me encantan las peleillas cercanas en la cama, con almohadas, cojines y esas cosas. En la cama, en el sofá o en el suelo. Me da igual. Una vez has disfrutado de una amistad con eso, ya te puedes morir. O simplemente, disfrutar de ello.

domingo, 6 de mayo de 2012

La madre que me parió.


Aunque yo no sea muy partidaria de este tipo de días ni de este tipo de celebraciones, hoy es primer domingo de mayo, así que, eso. 

viernes, 4 de mayo de 2012

Filtros característicos.

Filtros. 

¿Qué son los filtros?

Las personas estamos acostumbradas a filtrar y limitar casi todo cuando hablamos con alguien. Es algo de lo mas normal, no te creas. Obviamente, a nadie le importa qué cenaste ayer por la noche, cuántas veces vas al baño o la talla de pantalón que gastas desde hace medio año. Y menos, al vecino de la escalera de enfrente. A pesar de eso ( y menos mal), no todo el mundo es el vecino de la escalera de enfrente y hay ocasiones que, personalmente, me gusta esquivar esos filtros. Saltarlos. Derribarlos. Vamos, eliminarlos por completo. 

 Marta siempre dice que tengo una gran facilidad por meterme de cabeza entre filtro y filtro; en dirigir la conversación a donde yo quiero llevarla; en inmiscuirme hasta lo mas recóndito sin apenas darme cuenta. Y es que es eso, no me doy cuenta. No me doy cuenta y ya estoy hablando de lo más personal. En ocasiones, me tengo que frenar los pies, ( ni que sea por un breve momento) y me digo a mi misma: Clara, detente, piensa un segundo. Esto es raro, poco convencional, gracioso, curioso, incluso algo extraño. Muchos podrían adjetivarlo de retorcido, pero no. No creo que sea algo retorcido, simplemente soy así. Sin segundas. Me gusta lo poco convencional. Mi amiga la rubia a menudo me dice que algunas de mis amistades son algo peculiares. Sí. ¿Y qué? lo acepto. Admito que para el resto del mundo según que situaciones no están dentro de los varemos establecidos socialmente. Pero sinceramente, este es un tema que me cansa. ¿Los varemos establecidos por quién?. Bah. 

No soy una sabelotodo, ni una listilla ni mucho menos una cotilla. A ciencia cierta puedo decirte que aparentemente es simple y sencillo hablar conmigo. No te corto mientras hablas, escucho lo que me cuentas e intento opinar cuando hace falta de la forma mas objetiva posible. Me fijo en las pequeñas expresiones, los movimientos mas sutiles y en si verdaderamente hay comodidad en el ambiente. Comodidad. Claro que sí. Porque cuando uno está cómodo, los filtros, desaparecen. Te lo digo yo.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Trocitos vivificantes.

[...]

Y observar unos labios que brillan, que la mirada, clavada sin pestañear mas que lo necesario, pedía mucho más de lo que contaba y ahora, en este preciso momento, esto era lo que quería. Le apetecía.

- Esto es de locos.- Pensó. 

Seguían las preguntas de rigor; la conversación curiosa y las palabras, pretendían sacar algo de interés. De repente, se vió haciendo algo sin apenas haberlo pensado. Ciertamente, parece que la humedad puede surgir de la forma más sutil del mundo y que el inconsciente es un gran revelador. 

Por más que intentaba seguir conversando única y exclusivamente de la forma más amistosa posible,  se vislumbró perfilando en exceso el relieve de su labio inferior. ¿Qué estaba haciendo? No se había ni siquiera dado cuenta y el mecanismo ya estaba en funcionamiento. Todo le llevaba a ello. Y esa, esa era la señal. 

Y definitivamente, le parecía algo, vivificante.

[...]