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lunes, 6 de julio de 2015

Y ahora para qué.

Bueno, contesté. 
Ha sido uno de esos momentos en que un pequeño clavito ha ido entrando poco a poco entre los resquicios de una cicatriz aparentemente cerrada. Una vez más. Tras un año. Soy así. Y cuando sabes que hubieras metido tu mano en el fuego por una amistad que sin ninguna explicación te ha abandonado, duele. Pero es que, a veces, a las decepciones, hay que darles una oportunidad. 

viernes, 9 de enero de 2015

2015. Repaso dosmilcatorce. Parte III

[...]

Agosto. Agosto fue el mes de mis vacaciones. Un mes en que descubrí que un crucero puede ser una de las mejores experiencias de tu vida. Incluso si necesitas biodramina para no vomitar por la borda. Y más si es por islas griegas. Viajar al lugar que siempre has querido visitar, descubrir playas cristalinas escondidas de Corfú, perderte entre los miles de blancos de Santorini o mirar fijamente mientras la puesta de sol se esconde en el mar, son cosas que no se viven todos los días. Fueron unas vacaciones extraordinarias. Increíbles diría yo. Y con un gusto y un cuidado digno de un profesional. Cada detalle marcó la diferencia.

Septiembre. Uyyyy septiembre.... todos mis miedos creados en carretera, cualquier trauma, shock o variante tuvieron que ser eliminados en décimas de segundo. Porque el momento que ves que bajo esa gran tela roja está tu primer coche, no lo olvidas jamás. Porque por muy huevo que sea, pequeño, redondito, con un maletero minúsculo y morro achatado, me encanta. Me fascina. Es mi coche. Y es genial. Lágrimas mezcladas con miedo y felicidad podrían describir todo lo que significó para mi ese mes.

Octubre. Octubre fue el mes de los amigos. Seh. Barbacoas con los odontólogos, vermuts con los de Cornellà, cines nocturnos, vinitos tras el trabajo con los de Lloret, bravas infinitas, cenas de chicas en el born y gintonics casi primaverales en esas fechas en la playa de Castelldefels pusieron la guinda del pastel al mes. Ah sí, y empecé mi segundo posgrado. Yey, Un mes lleno de sonrisas.

Noviembre. Alguna fecha que otra señalada para mi. Y....Digamos que en noviembre se votó. Bueno, votar, votar...no se si es la palabra. Se dejó opinar a la gente, aunque fuera de forma extraoficial. Catalunya pudo hablar. En mayor o menos medida, pero pudo hablar. Ya no se trataba de independencia si o independencia no. Aquello era simplemente: Democracia. Y creo que el poder de expresión no es discutible. Es un derecho. 

Diciembre. Navidades. Familiares, comilonas, regalitos. Teatro. Nuevas experiencias que llevabas tiempo queriendo disfrutar. Manos, aceite, música relajante y velas. Las nubes y el cielo. Un mes para la valoración del año. A mis casi 28 años, primer fin de año tomando las uvas fuera de casa. Y lo mejor de todo es que ni siquiera fueron uvas. Pero Puigcerdá fue perfecto. Tanto la compañía como el relax que necesitaba para terminar el 2014. Y empezar el 2015 pisando nieve. Disfrutando. Sonriendo. Extrañando algunas cosas y dando la bienvenida a otras. 

Un dosmilcatorce lleno de vivencias que me han hecho aprender de todo y de todos. Superarme. Quererme un poquito más. Sonreír con la más pequeña tontería. Ver que te conocen sin verte. Creer que el tiempo te hace olvidar, pero hay detalles que no se olvidan. Echar de menos cosas aparentemente tan insignificantes que son un mundo para ti. Saber que cada mañana cuando suena mi despertador, amanece un día repleto de cosas geniales. De vida. Que es necesario mirarse al espejo mientras te cepillas los dientes y pensar...hoy, voy a vivir. Voy a disfrutar a tope. 

:)

2015. Repaso dosmilcatorce. Parte II

[...]

Abril. Abril fue un mes jodido. Personalmente...muy jodido. Tengo que reconocerlo. Yo le daría el título de "mes del punto de inflexión". Una inflexión casi forzada. Melancólica y triste. Mucho. Demasiado. Aunque el positivismo siempre ayuda y estoy segura que en algún momento, poco a poco, con el tiempo, las cosas irán volviendo a su cauce. Las amistades infinitas siempre quedan ahí. Perduran en el tiempo. Hay guiños que siempre ayudan y te hacen sonreír.

Mayo. Lo más cerca que puedo estar yo de ser folclórica fue en este mes. Con volantes, flor al lado y pendientes enormes. Seh. La Clara disfrazada. Me dije....ya que vas, te mimetizas. La verdad es que más que la Feria de abril (que aún no entiendo porqué se llama así si se celebra en mayo) me hizo ver otra cara de Sevilla. Descubrí uno de los mejores hoteles con un encanto estratosférico. Amadeus - Hotel de la música. Totalmente recomendado. Azoteas hechas terrazas con desayuno y vistas bajo esa suave brisa de la mañana. Supe lo que era cenar bajo las estrellas frente al guadalquivir y me di cuenta que a mi los toros me llevan a un estado casi catatónico. Qué queréis que os diga. Yo soy más de castellers.

Junio. Este junio quedará marcado por los siglos de los siglos como el mes de mis aniversarios. Si no tenía suficiente con celebrar los 15 años de mi segundo cumpleaños, ahora 2 cumpleaños en un solo mes. ¿Ansiosa, yo? Nah. Contra todo pronóstico obtuve la puntuación máxima. Nada de game over. Este fue el mes de mi accidente de coche.

Julio lo pasé entero de baja. Descanso, reposo, algo de playa, mucho de piscina, ejercicios varios, visitas de amigos, compañeros, familiares y poco a poco ir recuperando la movilidad. Nada relevante. O sí. Que alguien que sientes que jamás va a fallarte, pilar fundamental para ti, te juzgue, te cuente mil y una películas al azar que nada se corresponden a la realizad, te mande al carajo sin saber por qué, pues que queréis que os diga, duele. 

[...]

2015. Repaso dosmilcatorce. Parte I

Hola hola.
Vaya! Mi primera entrada del 2015. ¡Yey!
Mi madre el otro día me decía que este año ha echado de menos mi típica carta de reyes anual. Le dije que yo también. Pero es que estas navidades han sido una locura. Tiempo 0. Igual que la víspera de reyes del año anterior. Ni carta ni nada. Pero mil deseos. Mil deseos que en este dosmilcatorce han hecho que por muchas cosas haya sido mi año. Un año, sin duda, lleno de aventuras. Unas más, otras menos, pero aventuras. 

Enero estuvo repleto de miedo. Miedo escénico. Miedo laboral. Miedo infinito a la distancia. De padres, de amigos, de gente importante para mi. Nuevo lugar. Nuevo trabajo. Nuevo entorno. Miedo a lo desconocido. Miedo. Pero sorprendentemente fue un mes lleno de positivismo. 

Febrero vino con mi asentamiento, algo más de tranquilidad, cervezas con mis nuevos compañeros, mi cumpleaños, momentos especiales en pequeños rinconcitos por barcelona. Un mes digno de ser marcado con estrellita en mi calendario. Marta siempre dice que lo que no me pase a mi no le pasa a nadie. Cosas raras. Casi de película. De historias de los best sellers más intrepidables. Cosas raras. Surealistas. Espontáneas. Extrañas. Curiosas.
Sólo tres segundos serían suficientes para despertar esas inmensas ganas de hacer una pequeña gran locura. Tres segundos frente a una pantalla, con un mensaje casi en blanco directo al cerebro.  Comunicación no verbal, le llaman. Y así, casi sin quererlo, conocí a una persona magnífica que me hace sonreír y engrandecerme como la que más.

Marzo fue el mes en que tras 15 años, me subí sobre unos esquís. Sí, sí...yo, la Clara, sobre la nieve. Monguer, patosilla, miedosa muchas veces y terriblemente lanzada en  otras. Los esquís, las vistas, la gastronomía, la compañía, la nieve, los nórdicos blancos y mis increíbles ganas de superación de aquellos 4 días, hicieron de marzo, un mes de total aprendizaje. De comprobarme a mi misma, una vez más, que podemos ser capaces de cualquier cosa, incluso cuando durante años te han dicho que jamás podrías esquiar.

[...]

miércoles, 25 de junio de 2014

Seis meses después.

¡Ey!, que sigo viva.

Empezar nuevas etapas tiene sus pros y sus contras. Hasta ahí todos estamos de acuerdo. Pero si me pongo a evaluar estos primeros seis meses aquí, han sido toda una locura. Nuevo lugar, nuevo pueblo, nuevo trabajo, nuevos compañeros y 0 tiempo para nada. Lloret ha pasado a formar parte de mi vida tan rápidamente que casi no me he dado cuenta. Cuando vine, los niños estaban aún de vacaciones navideñas y ahora ya han terminado el curso. Vacaciones de verano. Y todo en un abrir y cerrar de ojos. Un suspiro, pero de esos que salen y se van sin enterarte. 

Lloret me ha acogido con los brazos abiertos. Cada vez me siento más a gusto en mi lugar de trabajo. Me gusta ser LO que soy, QUIÉN soy y sobretodo, me encanta el CÓMO soy. Eso, que jamás cambie. Han pasado muchas cosas en todos estos meses.. Melancolía, alegrías, tristezas, lloros, risas, agobios, nuevas experiencias...de todo.
Ya queda muy atrás aquellas primeras semanas de vida laboral en que sentía que podía hundirme en un vasito de agua. En las que cada paciente me parecía un mundo. Soy dentista. La REINA de mi consulta. Y lo mejor de todo es que me encanta esto. Soy lo que quería ser y cómo quería serlo. El dónde, al final es algo irrelevante. 

Al final, Lloret ha ido cambiando con los meses, al igual que yo. Este pueblo me ha ido acompañando poco a poco. Empezó siendo algo sombrío, triste, con poca gente por sus calles, tiendas enteras cerradas y dónde el ambiente discrepaba muchísimo a mi idea de este pueblo. Bueno, la mía y la del mundo entero. Fiesta máxima, borrachos por las calles, guiris color tomate desde las 9 de la mañana a primera linea de mar y calles a rebosar. La primavera y después el verano ha llegado de otro color. Mucho más movimiento. Eso sí ahora puedo decir que Lloret incluso me gusta. A pesar de estar aislada del mundo, no poder ver a mi gente y necesitar algo de oxígeno, vivir en un lugar de playa siempre es muy agradecido. Poder salir del trabajo y mojarte los pies en el mar o tomarte una cervecita con los compañeros en cualquier chiringuito con este tiempo tan fabuloso, es lo más. 

Me gustaría tener más tiempo para pasarme por aquí y escribir de vez en cuando. Marta siempre dice que ya se verá. Que las cosas jamás sabemos cómo van a ser hasta que suceden. Así que eso. Ya se verá. Hasta entonces, sed felices chicos. 

jueves, 2 de enero de 2014

2014.

Estos últimos meses han sido una revelación para mi. Como un vuelco a mi vida. Una horneada a fuego lento del pastel principal. Un cambio radical frente a un espejo lleno de bombillas. De esos largos espacios de tiempo que pasan en un suspiro. Subir a una montaña, inhalar todo el aire que se pueda y soltarlo lentamente. Sin ahogo pero con ese nosequé que hace despertar las ganas de despegar. 
Así ha sido. 
De ahí mis silencios por aquí. Porque me he dedicado a vivir más que a escribir. He abandonado completamente estos posts. Pero tranquilos, que no he muerto. No ha sido sólo aquí. He disminuido la frecuencia en las redes sociales y he optado por tomarme hasta el último sorbo de cada momento. Seguir aprendiendo y conociendo todo lo que, aún, parecía desconocido para mi. De esas cosas que nos creemos unos sabelotodos pero que en realidad no conocemos ni la mitad. Y dejarse llevar por un yo interno, que aunque en algunas ocasiones parezca de lo más incongruente, es el que me hace disfrutar de las pequeñas y grandes cosas.

Y ahora, me encuentro aquí, con un año nuevo que ya ha empezado casi sin avisar. Porque señores, el dosmilcatorce ya ha llegado. Y arranco con unas fuerzas infinitas. Fuerzas exageradas combinadas con ese miedo incontrolable que decide salir cual mariposas revoloteando desde el fondo del estómago. 
Un lugar nuevo, una casa nueva y un cuento nuevo. Una historia que quizás pueda ir explicando o quizás me la guarde para mi. Con un inicio inquietante y desconocido, un pronóstico de desarrollo emocionante y sin final esperable. 

Marta siempre me recuerda que sirvo para esto. Que estudié lo que quería estudiar y gracias a eso, hoy soy lo que quiero ser. O voy a serlo. Que la sensación de miedo es totalmente normal y necesaria en este momento pero que, de aquí a un tiempo, cuando menos me lo espere me va a parecer de lo más graciosa. Debo confiar en mi y en mi capacidad por hacer las cosas. Voy a hacerlo bien. 
¿Y es que sabéis qué?
Si el pasado año fue uno de los más complicados para mucha gente, voy a poner toda mi energía para que este 2014 sea, sin duda, mi año. 

#felizañonuevoseñores
 

viernes, 2 de noviembre de 2012

Guía práctica.

Qué hacer cuando alguien importante te aparta de su vida por completo:

  • No busques razón, no la hay.
  • No te martirices, tú no tienes la culpa.
  • Pasa de absurdeces. Aunque te moleste. Aunque te duela.
  • Suda de comportamientos de preadolescente. De niño de 15 años. Esto no es un patio de colegio.
  • No te límites, sigue con tu vida.
  • Basta de gilipolleces de tres al cuarto.
  • Continúa haciendo las cosas que siempre has hecho y cómo las has hecho.
  • No te preocupes de más. Ya no. no seas tonta. Ya se apañará.
  • Siéntete estupenda y magnífica.
  • Eres genial. 
  • 0% juzgable.
  • Saber que molasmil.
  • Sonríe.
  • Y al Rubio, que le den. En serio.

Y punto.

domingo, 8 de julio de 2012

El tiempo, los trenes y el lado canalla.



Me da pena sentir que hay cosas que se esfuman, que se largan y desaparecen al final del andén sin saber por qué. Cosas que te hacían sentir extraordinariamente bien y que sin duda te parecían geniales. El tiempo, supongo que es lo que tiene, que nunca nos pilla a todos en las mismas condiciones y con las mismas ganas. Ganas de pasarlo bien, de compartir y de vivir. Disfrutar dice Marta. 

Personas. Conocidos. Amigos. A veces me pregunto porque mis ganas de compartir nunca desaparecen. Sin duda, parece que voy al revés de la gente. Nunca exijo nada. Pedir no es lo mío. Creo que la clave está en recibir sin tener que pedir. Eso es lo que a mi me gusta. Disfrutar de los momentos de amistad, entre amigos. Preocuparme por ellos, hacer lo impensable cuando haga falta, interesarme por cómo están. Adularlos y halagarlos cuando es necesario sin motivo alguno. Solo porque lo crea. Sentir que si necesito algo están ahí para sonreirme. No hace falta que acaparen todas las horas de mi día, pero si cuando es necesario.
Por eso no entiendo cuando, aún y respondiendo con la mejor de mis sonrisas, tengo que enfrentarme a borderías, soserías y pasotismos varios. No se, creo que no me merezco que me traten y me hagan sentir mal. Yo no lo hago. De hecho, todo lo contrario. En mi boca casi siempre hay un sí, cuando quiere, cómo quiere y dónde quiere. Totalmente adaptable. Me gusta complacer y más si es a mis amigos. Me gusta hacerles sentir bien. De eso se trata la amistad, no? Creo que es mucho más que unos buenos días abreviados o unas buenas noches casi imperceptibles. Me da lástima que largas conversaciones hasta altas horas de la madrugada que un día se dieron, jamás se vuelvan a repetir. Quizás por aburrimiento, por poco interés de lo ya conocido o por ves a saber qué. Desaprobación absoluta de todo lo que una hace. Parece casi imposible que alguien que una vez te llamó canija de la forma mas canalla del mundo, haya borrado esa parte de él. Aquel que una vez fue capaz de hacer una lista de 8 puntos que al leerlos te hacían sentir bien. Cosas de alguien que sin apenas conocerme pudo enumerar una tras otra. 

Ciertamente, alguien que pareció tener a veces una parte del doctor Jekyll y otras del señor Hyde, ahora parece solo interesarle lo conciso, lo picante y directo. Única y exclusivamente. Nada de preguntas, nada de conversaciones, nada de interactuar, nada de comentarios a lo largo del día. Ni confidencias, ni derribo de filtros. Nada. 
Así que, aprovechando que es verano, creo que es momento de hacerme valer un poquito y solo aceptar  las cosas que me hagan sentir bien. Que nada me haga llorar, ni siquiera la rabia o la desaprobación. Ni siquiera el poco interés. Ni siquiera el bostezo tan repetidamente acentuado cuando lo único que quieres es compartir. No es justo. Creo que no lo es. Me cansé de ir siempre detrás. Me cansé de ser insistentemente pesada. Me cansé de no recibir ni un puntito de aprobación, agrado o gusto. Cuando alguien quiere silencio, silencio se le da. Paso de todo. No pediré nada más.

Pero sí, me da lástima ver como el tren pasa y se va. Como las cosas se pierden entre oks, ocs o clicks varios. Me da pena sentir que las buenas amistades se dejan escapar. Supongo que cada uno escoge lo que quiere. Y supongo también que no todo es inovador eternamente. No siempre se siente curiosidad por todo. No todo el mundo se comporta y actúa igual. Y eso que yo solo pido amistad. Digamos que si no soy yo, será otra. Pues qué queréis que os diga, como la Flequis señores, pocas. En todos los sentidos. 

Se que soy estupenda.


[["Si no nos aduláramos jamás, la vida seria menos placentera." -  François de la  Rochefoucauld.]]


domingo, 18 de marzo de 2012

Y cambiar el punto del libro a la mitad del cuento.

Y el pijama azul seguía en el armario. Cada mañana cuando Marta abría la puerta para vestirse, ahí lo veía. De repente se lo encontraba. Sentía que aquello se estaba diluyendo, desapareciendo, como si tantos momentos nunca hubieran ocurrido. Como si no hubieran sucedido. Melancolía en estado puro. Cienporcien. Muchísimos recuerdos de una historia de película, propia de un best seller. Ahora, el punto de libro estaba en la última página. Hacía sol, un excelente día primaveral y le venían a la mente unos patines en línea por la barceloneta. La brisa y las sonrisas le embriagaban ese instante y el alma. Y de repente, como si tal cosa, empezaba a llover. Y a llover y a llover. Tormentón. Con rayos y relámpago internos. Un respiro, y todo silencio. Ansiaba una cerveza fresquita de media tarde, de esas acompañadas de una conversación amistosa, cómplice e inquietante. De una comida de mediodía de esas que una mirada intercambiada decía más que cualquier palabra. De una cena acompañada de un buen vino que extasiaba toda razón coherente. Y un paseo. Y mil cosas más.

Un pijama que había explicado el cuento de un libro que se estaba licuando hasta desaparecer. Una mezcla de lo más homogénea. Que la cuchara dejara de remover el cóctel. Por favor. Desaparecer en la disolución no era el final que deseaba para el final del cuento. 

sábado, 1 de octubre de 2011

Se busca dentista en Italia. Prometo recompensa.

Hace ya algunos años... que una noche, de repente, se te acerca una chica con acento de centro y te dice que te conoce, que conoce a tu pareja, a sus amigos, a que se dedican y que sabe cómo te llamas. Cosas curiosas que pasan en mi vida. Y así, 5 años. Y ahora la muy perra se va a salvar dientes a las Italias. 
Mira, no hay mal que por bien no venga... ya voy a tener un lugar más dónde quedarme cuando vaya por allá. 


Le deseo toda la suerte del mundo mundial. Diana mola mucho. Os lo prometo. 

martes, 20 de septiembre de 2011

Tristemente sorprendente.

Vaya hombre, ya me dice Marta de vez en cuando que hay cosas muy pero que muy curiosas y sorprendentes que un día salen PLUM!, y te hacen cambiar el chip. Increíble señores, muy increíble. Y es que la vida te da sorpresas... ay!... qué de sorpresas te da la vida, carajo! 

Y yo que le había dicho a Marta que seguiría poniendo manos en el fuego.... pues anda que voy apañada... no, si al final me voy a quemar los dedos, las manos y hasta el brazo. Si es que por muy bien que creas que haces las cosas, nunca están bien hechas para todos. 
Aix. 
Claramente, doy pena. Anda que ya me vale.

martes, 9 de agosto de 2011

¿Puc jugar a la Witt?"

El par de mexicanos que nos ha estado acompañando durante estos últimos casi dos meses se han marchado, han regresado a su tierra natal  no sin decirme antes que me cuide, que sonría y que los voy a tener aquí, muy pronto. ´

A pesar de todo el jaleo de habitaciones, de luces encendidas más rato de la cuenta, de montañas de platos por fregar y mil lavadoras que tender, partidas al uno en el tren, metro o funicular, partidas a la wii o al Ashon, excursiones por Barcelona, idas y venidas a parques de atracciones o las risas con mi primo Agustí, lo han valido.


Un beso muy fuerte chicos, os veremos pronto, lo se.

viernes, 4 de febrero de 2011

Hay mitos que caen.

Un mito, una leyenda, una fábula, una idealización... ambigüedades y enigmas de uno mismo que tergiversamos sin querer queriendo. Lo bonito, lo precioso y hasta lo extraordinario, todo cae.

Días, horas, minutos, instantes..... momentos...; muchas veces todo es tan sólo, cuestión de segundos.

martes, 4 de enero de 2011

Un año que se va y otro que llega.

Vaya! Y sin darme cuenta se fue el 2010. Y este año ya voy tarde para escribir mi carta de reyes anual. Llevo años haciéndolo, y aunque siempre a último momento, por regla general es antes de la noche de reyes. Me gusta hacerlo, me gusta mantener la ilusión despierta, por años que pasen, quiero seguir siendo lo que soy, yo misma, la Clara que tiene una parte de niña muy acentuada.

Del 2010 me despido con muchas cosas, con muchas aventuras, con muchas sensaciones, pero sobre todo, con muchos cambios. Sí, el 2010 ha sido un año movidito.
Empezó... bueno, empezó bastante normalito, un año más y punto, el 2010 entraba.

Fue un enero un poco melancólico, siguiendo con un febrero algo sorprendente y un marzo peliculero con ideas algo inquietantes que acabaron siendo eso, ideas. Hubieron ratos, vaya si los hubo, pero que con distracción y optimismo, las sonrisas salieron a relucir. El abril vino con una primavera familiar y el mayo me sonó algo estresante. El junio, cualquiera diría que fue un mes repleto de peculiaridades. Julio, vaya, el julio, con veranito, calor y vacaciones empezó siendo asombroso (eso sí, no sin algo de tristeza), siguió con maravilloso y terminó con alucinante. Y así siguió el agosto, bastante portentoso. Con septiembre vino lo obligado y la desesperación. Y a octubre le doy el amor y la especificidad. Noviembre fue bastante exclusivo y diciembre brilló por ser el mes más amistoso de todos.

Vamos, que sin duda, un año que va a ser dificil de olvidar. Y todos los sabemos.
Solo pido una cosa, por favor, dosmilonce, pórtese bien conmigo.

miércoles, 2 de junio de 2010

Mensajes en botella.

Vaya, es miércoles. Antes me encantaban los miércoles. Digo antes porque es antes refiriéndome a antes, antes; antes cuando la Clara iba al cole. Me acuerdo que durante toda la vida los miércoles molaban. Era el día en que había créditos variables dónde nos reíamos a más no poder, era el día que tocaba plástica/dibujo y era el día de la semana en que para comer había sopa y pollo con patatas. Esto era lo más importante. Todos esperábamos el miércoles en el comedor. Era leyenda, pollo con patatas el miércoles. De toda la vida.
Ahora los miércoles son un día como otro cualquiera. Pero un miércoles como hoy, a mí me gusta especialmente. Ya empezó período de exámenes y nos estrenamos ayer, con cirugía. Hoy es el día post, digo, post-cirugía. Por eso me gusta. Es como cuando tienes algo dentro durante mucho tiempo y por fin lo haces. Te quedas descansado. Pues así estoy. En que apetece solecito de verano y un Nesquik con Krispies. Así he empezado el día yo, bueno, con mi tazón pero sin sol porque hoy se resiste a salir. Por ahora.

Hoy es día de mensajes. No es que tenga nada de especial pero proclamo los miércoles día de mensajes en botella.
El otro día, en conversaciones que no hace mucho mantengo con un tipo interesante, hablé del tema. Las personas somos como náufragos, como personitas perdidas en una isla (perdidas que no Perdidos). La isla de la vida. Es grandiosa una comparación como esta. Siempre he pensado que las personas somos como náufragos de la vida que tenemos momentos en los que esperamos que alguien nos mande un mensaje. A ti, a mi, a todos nos gusta, nos encanta recibir mensajes. Esperamos (o no) a que una botellita con un pergamino en su interior llegue. Sí bueno, a veces son mensajes como un papelito en la nevera que pone “ves a comprar el pan”. Pero yo no hablo de ese tipo de mensajes. Ya sabéis de qué tipo de botellitas hablo. Y si encima la botellita es verde, pues mejor; más peliculera.

Nos gusta recibir mensajes, porque cada uno de ellos significa que alguien se acordó de ti, que alguien espera contestación tuya, que alguien te quiere, que te odia, que te aprecia (o que no), que le haces reír, que le diviertes y que le importas.

Veis, a todos nos gusta recibir mensajes. A Marta también, no os penséis.

viernes, 29 de enero de 2010

Chocolateboy14.

Es increíble la complicidad que puede haber entre dos personas que se ven de mucho en mucho.
Y es que es genial lo bien que me lo paso y lo a gusto que estoy cada vez que quedo con mi amigo Marc (sí, sí, el Blanco Reniu, el de que desde que soy consciente de mis recuerdos, ansiaba con Japón).
Hablamos de muchísimas cosas hasta el punto de ponernos algo melancólicos al recordar gentes, momentos, historias... Además, como por regla general acostumbramos a vernos una vez al año (muy a mi pesar), nos ponemos al día de nuestras vidas y nos explicamos qué hemos hecho y qué nos ha pasado desde la última vez que nos encontramos.

Mientras comemos un buen plato de paella con una botella de agua (porque sí, ambos pedimos agua) en la mesa para dos del restaurante, se me queda mirando, entablamos conversaciones varias y hablamos de viejos conocidos. Me dice que solo las personas con buen fondo piensan como yo, aquellas que no son calculadoras, ni malpensadas, y mucho menos retorcidas; aquellas que siguen con la cabezonería y testarudez de reunirse con las personas que han sido importantes en tu vida pero que por X razón y con el paso de los años te han dado la espalda alguna que otra vez.
Nos damos cuenta que los dos nos hemos encontrado en esa misma situación, ambos hemos querido hablar, ver u oír a personas que marcaron una época en tu vida.
Entonces es cuando nos preguntamos que para qué; ¿realmente es necesario? la verdad es que no hace falta ninguna finalidad ni propósito, nos miramos y él entiende el porqué. Simplemente porque sí, porque hay etapas que necesitan ser cerradas, necesitan el punto y final, o simplemente necesitan el punto. Pero nos cuesta, porque aunque uno es más visceral que el otro, hay cosas que no se pueden evitar.

Nos damos cuenta que hemos crecido, que nos hemos hecho mayores y que ya no somos aquellos niños que salen en la foto del álbum del facebook "pekes" o "temps era temps..." que un día alguien publicó.
Es curioso como han transcurrido nuestras vidas; hemos viajado, hemos vivido nuevas experiencias, hemos conocido muchas personas y quizá (y digo quizá porque a veces podemos dudarlo), hemos crecido como personas madurando y tomando un carácter algo más adulto.
Pero nos juntamos, hablamos y vemos que todos los formalismos que quizá hemos obtenido en nuestros quehaceres diarios, entre nosotros desaparecen; la conversación toma un ritmo y coge un registro divertido, confidencial, íntimo, y ambos comprendemos todo lo que compartimos.
Nos reímos como si fuéramos dos amigos en el patio de colegio, jugamos, nos halagamos y luego decimos que esto hay que repetirlo y que tenemos que reunirnos más frecuentemente.

Cuando Marc se va, me quedo mirándolo de espaldas cómo se aleja con su traje de corbata y pantalón, con su bolso y su abrigo entallado y elegante; se quita los guantes y entra al ascensor del parking. Me doy cuenta de lo que hemos cambiado y eso me encanta porque aunque uno quiera solucionar conflictos internacionales con los japoneses y la otra quiera recuperar la sonrisa de muchas personas, siempre nos quedarán aquellos ratos en que nos vemos y en los que demostramos que en el fondo, las personas no cambiamos tanto.

domingo, 24 de enero de 2010

Quién sabe si algun dia....

Teniendo en cuenta que el otro día descubrí que un amigo lee de vez en cuando mi blog (no por méritos propios si no porque me lo dijo como respuesta a una cita fallida de viernes por la tarde/noche), creo que voy a tener que proponerme hacer algo que hace mucho tiempo que pienso pero que nunca me he atrevido a hacer. Igual y esto va a ser la gota que colma el vaso.
Y digo que voy a empezar a proponérmelo porque si alguien que viaja, estudia y tiene amores por tierras japonesas dice que le gustan estas líneas que escribo, es señal de que lo lee y si lo lee, habrá que darle algo más que simples líneas, no? Un poco más de divertimento, algo más visual y menos cansino de leer en tardes de domingo sin nada que hacer. Además, siempre tenemos añadido el factor tiempo...; que sí, unas líneas están muy bien para saber como le están yendo estos últimos tiempos a una persona que conoces desde los tres años, pero hay veces que una imagen visual vale más que 10 líneas de aventuras/aventuritas diarias.

Tengo que reconocer que es algo que admiro, y lo admiro de verdad porque hay que tener huevos para hacerlo, no es tan simple y fácil como a primera vista pueda parecer (os lo digo porque mis cientos de tomas falsas que en alguna ocasión he tenido que hacer, el no poder mirar directamnete a un objetivo durante más de 3 segundos, el no poder estar hablándole a un objeto inanimado por el hecho de que te sientes inútil, en fin.., todas esas cosas que hacen que hablarle a una cámara de vídeo, sea algo incómodo).

La cosa es que sí, igual y un día de estos me lanzo a ese mundillo de los vídeosblogs y aunque durante mucho tiempo pensé que no lo haría por aquello de la actitud narcisista, de vez en cuando no iría mal subir el ego de uno mismo. Además, más bien creo que es como una especie de proyectillo y que, como recompensa te da buenos resultados; conocerse uno mismo y verse como te ven los demás desde el otro lado, no va mal del todo.

Quien sabe. A ver que tal se me da. Siempre me gustaron estas cosas de las nuevas tecnologías.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Frases que se hicieron celébres en esta década.

Al parecer estas fueron algunas de las frases que marcaron la década aunque déjenme dudarlo.

"¿Por qué no te callas?", del Rey a Chávez.
¿Quién me pone la pierna encima?”, de Jorge Berrocal, del primer ‘GranHermano’.
Un poquito de porfavor”,de‘Aquí no hay quien viva’
A por ellos” y "Po-De-Mos", de LaRoja.
Al loro,que no estamos tan mal”, de Joan Laporta.
Antes muerta que sencilla”, de MaríaIsabel.
Yes,we can”,deBarackObama.
Andreíta,cómete el pollo”, de Belén Esteban.
Pues va a ser que no”, de un anuncio de DigitalPlus.
Ir por ir es tontería”, deCruzyRaya.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Escribiendo desde el hospital.

Tumbada en mi cama de la habitación 519, en el Hospital Sant Joan de Déu con mi madre sentada en el sofá y Gerardo chingando la madre todo el tiempo con que ponga la nueva temporada de House, aquí escribo, esperando, una hora antes de que me operen.

Tengo hambre, tengo hambre, tengo hambre, mucha hambre y quiero chocolate y patatas fritas y no me dejan comer ni beber nada de nada y me estoy mareando.

La anestesista me ha dicho que hasta las 4 y media largas no entro a quirófano y quiero entrar ya de una vez! Al final me duermen la mitad. A mi eso de la epidural parece que no me afecta.



Parece que después de 10 años, la leyenda de la niña que sobrevivió a la caída de un séptimo piso, aún perdura...

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Es curioso; cuando uno llega a la entrada nº 183 se hace preguntas acerca del título del blog...

Ahora comprendo porque este blog no ha seguido con el titulo de "Historias inquietantes en busca de una rana". Igual es que la rana ya ha aparecido. Ahora debería ser "Historias inquietantes con una rana". Pero es que en este caso, la rana está lejos, en la otra punta del mundo y por tanto como debería ser? ¿"Historias inquietantes sobreviviendo esperando a LA rana"? Y cuando supuestamente la rana esté aquí, como será? "Historias inquietantes de la rana y yo" o pasará a ser "Historias inquietantes de la rana" a secas?

Uf, qué complicado.
Ya entiendo porque este blog pasó a llamarse (somewhat) personal blog.

Es más sencillo, más directo y menos complicado.