domingo, 3 de noviembre de 2013

Fly.

¿Sabéis de esas cosas que siempre has querido hacer pero que por una cosa u otra siempre has dejado para otro momento?

De esas cosas que siempre han estado en tu lista de cosas por hacer. Esas cosas tan comunes y tan simples que a la vez las haces tan especiales por el simple hecho de ser lo que son. Esas cosas. 
Pues para eso solo hace falta un picnic en la playa, una cometa y un día con viento rodeada de gente que quiera sonreír. Y ellos dos, eran perfectos para la ocasión.

Ahora, el sueño estaba cumplido.
Gracias.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Transforma tus domingos.

 
Ultimamente los domingos ya no me parecen tan odiosos. Incluso los domingos nublados llegan a tener su encanto. Y si no lo tienen, hay que buscarlo. 
Enciende una vela, escribe, música de fondo, lee, dibuja, da rienda suelta a tus ideas y haz las cosas más estúpidas que puedas hacer, porque... ¿sabéis qué? Si no hiciésemos cosas estúpidas, nunca se haría nada inteligente. 

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Tazas calientes.

Locuras que te sirven para vivir experiencias. O de cómo mantener conversaciones acompañadas de una taza de chocolate con avellanas por primera vez. Y eso, que l@s pelirroj@s dicen que dan mala suerte. Siempre me habían dicho que la puntualidad para los franceses es básica. Conociendo a desconocidos.

Frases random para recordar que una vez, yo estuve ahí.


lunes, 19 de agosto de 2013

Hay que dejar que las personas tropiecen. Tropezar nos hace más fuertes.

¿Por qué siempre acabo en el centro de todo?
¿Por qué cuando sabes que haces las cosas bien, te sale el tiro por la culata?
¿Por qué el simple hecho de querer ayudar a los demás parece que es al revés?
Qué pasa, que no se puede permanecer en un lugar neutro, en el centro de todo? ¿Siempre hay que posicionarse de un lado o de otro?  
Que me hagan sentir tonta nunca ha sido de mi agrado y menos cuando lo has dado todo y sigues dándolo. Sabes que no son momentos fáciles y que aquí todo el mundo está muy sensible. Pero por favor, solo pido que no se precipiten en las decisiones tomadas.

Qué puñetera necesidad tenía yo de meterme en estos jaleos. Cómo si no tuviera ya suficiente con los míos propios. Que por qué?, pues porque por los amigos, yo hago infinidad de cosas.
Y sí, por todos. Aunque sepa que han actuado mal. Todos somos capaces y tenemos la oportunidad de equivocarnos. Una, dos, tres o mil veces. Aunque sepa que hay cosas que en un primer momento están perdidas. Siempre, siempre, siempre les daré mi opinión, nunca se la impondré. Siempre dejaré que ellos mismos sean quien tomen sus propias decisiones y no tomarlas yo por ellos. Por muy perdidos que crea que están. 

Ahora espero..., solo espero a que las aguas vuelvan a su cauce, a que quien debe darse cuenta que yo siempre estuve ahí, despierte de una vez y me lo diga. Ya he dado mi primer paso. Ahora toca a los demás.


Y es que... sabéis una cosa? A la gente que realmente nos importa hay que dejarles que tropiecen con todas las piedras que hagan falta. Marta siempre dice que en realidad, tropezar no es malo, solo que hay que intentar no encariñarse con la piedra.

miércoles, 17 de julio de 2013

Verano inquieto.

Una vez dije que no sabía hasta cuando iban a durar las cosas y siempre he sabido que esto tendría un final. Por la forma, la esencia, la intención y la actitud. Sobretodo la actitud. Pero es de esas cosas que hasta que no llegan y te las encuentras de frente, no te das cuenta. 

No me acostumbro. De hecho, dudo que me acostumbre jamás, pero supongo que con el paso de la vida, se me olvidará. Se me pasará la rabia, la incertidumbre, las ganas de matar los silencios y la de conservar las amistades. Mientras tanto, el verano pasa. Y me gusta. 

Este es uno de esos veranos en los que realmente disfrutas. No estás haciendo nada especial ni a lo grande; no viajas a un país asiático, no te vas un mes entero de hotelazo con pulserita, ni tan siquiera te escapas a un apartamento de playa, pero no paras quieta. Buscas la especialidad en las pequeñas cosas, en los pequeños momentos, en la esencia de los instantes que te hacen sonreír. Esas cosas son las que precisamente te hacen sentir bien.
Este es el primer verano del resto de tu vida. Has terminado, cambias de etapa y ansias pasarlo bien. Disfrutar de los buenos amigos, de los lugares con encanto, de las charlas interesantes y de los proyectos por cumplir. 

Este, así, está siendo mi verano. 
¿Y sabéis qué? Estoy aprendiendo a disfrutar incluso más de lo que creía y eso..., eso es lo que me ayuda a cambiar mi chip interno. Porque por mucho que hayan cosas que deba aceptar que son como son y que aunque las pinte de mil colores seguirán siendo igual, siempre habrán muchas otras más que serán maravillosas.

Y es que Marta siempre dice que hacen falta días malos para darte cuenta de lo bonitos que son el resto.

Sonríe.

martes, 2 de julio de 2013

Momento único. Fin final.

Llevas días que te cuesta dormir y por una cosa u otra siempre te acabas despertando la primera. Tu descanso es pésimo y no entiendes por qué. Acabas aceptando que hay alguna que otra cuestión que no para de dar vueltas por tu cabeza pero sabes que es algo que no depende de ti. Hay amistades que son lo que son. A pesar de eso, sabes que no es eso lo que te quita el sueño. El día 19 de junio terminaste tu último examen y no tener la certeza absoluta de que lo hiciste bien, te desconcierta. Las tremendas ganas de terminar, no te las quita nadie. Más que por tus padres, tus familiares, amigos o gente que te aprecia, por ti misma. Esta es una etapa que se debe cerrar. Con dos cojones. 

Te das cuenta que estás temblando. Los dedos no responden a lo que quieres hacer. Acabas de enterarte que tu última nota ha sido publicada. Sólo te queda mirarla y después, todo habrá terminado. Y eres tremendamente consciente que este es uno de esos momentos que sólo suceden una vez en la vida. Tienes miedo. Con la puerta de tu habitación cerrada, sola sobre tu cama, la suave brisa de verano entrando por la rendija de la ventana y un gran nudo en la garganta miras la lista. El corazón se te va a salir por la boca, e incluso por las orejas. Taquicárdica. Y de repente, tanto golpeteo en el pecho, tanto nudo, tanta tensión, salen con desasosiego por los ojos en forma de un gran mar de lágrimas. Y es que soy una completa llorona. Te acabas de proclamar, señorita Odontóloga. Dentista. Creadora de sonrisas. Y la verdad, no eres ni siquiera consciente.

Ha costado. No ha sido facil. Lo reconozco. En ese preciso momento te acuerdas de aquella persona que una vez te dijo que jamas serías capaz de sacarte una carrera. Si aún siguiera viviendo, le estamparía el titulo en toda la cara. Y sigues llorando. Coges el teléfono. Sabes que no debes pero en ese momento todo te da igual. Nada te importa. Se que si descuelga, vas a acordarte de ese instante, toda la vida. Porque a la primera persona a la que le dices que ya eres licenciada, nunca se olvida. Y aunque jamás nada es como esperas, ni siquiera como te mereces, no importa. Y te acabas de licenciar. Ya me da igual todo. Incluso que tu padre te diga su típico "Ya era hora" y tu madre te de una abrazo repleto de lágrimas. Y hables con tu tía y esté dando rienda suelta a la gran característica de todo Juidías. Llorar de emoción. Porque somos así. 

Siempre me habían dicho que terminar una carrera es como lanzarte al vacío. Es ese momento en el que pasas de tener todo controlado al nada en absoluto. Y es que en ese instante se acababa algo, pero un gran abanico de posibilidades se abría ante mi. Y yo, había sido capaz. Con esfuerzo y ganas. Ahora iba a empezar mi experiencia en el mundo real. Feliz. ¿Y sabéis lo mejor de todo? Me encanta lo que hago. Y si tuviera que volver a escoger una profesión para el resto de mi vida, sin duda, volvería a repetir.




sábado, 29 de junio de 2013

14 años no se cumplen todos los días.

29 de junio. 

¿Sabéis de esas leyendas que van a perseguirte toda la vida?
Pues supongo que títulos como el de "la niña que sobrevivió", permanecerán en mis entrañas por el resto de los días.
Siempre digo que las cicatrices que hay sobre mi piel son heridas de guerra. Cada una de ellas me recuerda que con ganas, energía positiva, mucha fuerza de voluntad y un poco de suerte, incluso las cosas imposibles se pueden conseguir.

Y es que caer de 7 pisos de altura, aterrizar de pie, romperse todos los huesos del cuerpo menos la columna y la cabeza... es cuestión de suerte. Y sobrevivir a ello, es todo un logro.

Feliz segundo Cumpleaños, a mi.

martes, 11 de junio de 2013

Final inminente.

Esto es lo que más se va a parecer a una despedida. Lo veo. Lo se. 

sábado, 1 de junio de 2013

#rectafinal

-19.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Mi última editorial.


Y aquí dejo mi última editorial del número 39 de la revista de ANEO. 
Desde este momento, empieza la cuenta atrás.
ÁNIMO.
"Ver una luz al final del túnel. La luz que te va a hacer terminar una época y cerrarla definitivamente. Ahí es donde me encuentro en este preciso momento. Con ganas, ilusión y algo de miedo.

A todos, alguna vez se nos ha despertado una pequeña inquietud en lo más profundo de nuestro ser, un nerviosismo extraño que no sabes de dónde procede, una intranquilidad por lo desconocido. Y es que cuando ves tan próximo el fin, todo son emociones. Terminar una carrera no es cualquier cosa y menos cuando es algo por lo que sientes pasión y a lo que te vas a dedicar el resto de tu vida.


Odontología.


De pequeña siempre había querido ser bióloga. Pero de esas que hacen cosas a gran escala para los demás. De las que trabajan frente a un microscopio investigando para ayudar a la humanidad. Bata blanca y todo. Con los años, fui cogiendo un poco más de perspectiva y me di cuenta de lo que realmente me gustaba. 

Quería ser, creadora de sonrisas.

Seguía conservando los mismos objetivos, pero quizás a menor escala; el blanco continuaría estando en mí día a día y ayudar a los demás sería mi filosofía.
A pesar de tener sueños claros, todo esto no ha sido fácil. Muchos días y muchas noches por adquirir el aprendizaje adecuado para ser la mejor en algo, no es sencillo. Ahora, que estoy en el punto final, me doy cuenta que todo el esfuerzo ha valido la pena. Cada vez que consigo una sonrisa de alguno de mis pacientes al salir de la consulta, lo compensa absolutamente todo.

Y de repente. Hace ya varios años, me topé con ANEO. Gente magnífica de los que he aprendido infinitamente y con los que he compartido reuniones, risas, fiesta, lucha, esfuerzo y superación. Os invito a todos a echar un vistazo a esta revista y no dudéis en visitar http://aneo.es/ para saber todo acerca de la Federación.


A los futuros dentistas, a los que tengáis la sensación de que el final nunca se acerca, daros ánimos y luchad por lo que realmente queréis. La carrera de odontología y el futuro que tenemos por delante, a pesar de ser tan confuso en nuestros tiempos, se puede combatir con mucha ilusión, ganas y movimiento. Así que desde aquí, desde el número 39, mi último número como editora de la revista ANEO, os mando mucha fuerza.


Todo llega, chicos."


lunes, 29 de abril de 2013

Si ves la página medio vacía, vas a tener que aprender a mirar.

Esfuerzo, ilusión y ganas. 
Muchas veces todos soñamos con que en algún momento podamos hacer lo que realmente queremos, lo que nos interesa y lo que siempre hemos ansiado. Conseguir algún tipo de reconocimiento o gratitud por parte de los demás. En ocasiones, por mucho que uno se esfuerce y ponga todo su ímpetu para ganarse un huequecito entre tanto gentío, parece que no consigue alcanzar su meta prestablecida. 

Se que últimamente Marta está torcida, le abruma la vuelta a la rutina y todo lo que eso comporta. Poner fin a tanta aventura es todo un delito para su estado emocional. Cortar las alas a tantas sensaciones, molesta. Y encima, cree que todo lo vivido, no le ha aportado absolutamente nada. Está muy equivocada. Ha ganado vivencias, entusiasmo, empeño, experiencia, aventura, superación y fuerza. No hacen falta reconocimientos. Todo llega.
De todas formas... sabéis qué?, los pequeños reconocimientos superan a los grandes. Para mi, son los más importantes. Aquella gratitud y satisfacción de la gente que me rodea y me aprecia. Ser alguien por las cosas que haces, no es la mejor opción. Lo que eres, es lo que te va a ayudar a llegar a donde te mereces. 
Me da igual que Marta esté torcida, callada, molesta o distanciada. Y ya me dan igual los motivos. No se hasta cuando va a durar esto, pero todo es más sencillo y simple.

Siempre le digo a Marta que a mi no me hace falta ningún tipo de reconocimiento pero se ve que hay personas a las que si. ¿Y qué hacer? 
Yo se qué hacer: seguir animando y ayudarle a conseguirlo. Sea lo que sea. Y que sepa que lo vale. Y si no lo cree, ya me encargaré de recordárselo. Para eso es mi amiga.

Smile.
:)

[[Si ves la página medio vacía,
vas a tener que aprender a mirar,
Si ves que no avanza na' tu barquita,
hay que sacar las manos y remar.]]

martes, 2 de abril de 2013

Rice.

Hay días en que desconectas totalmente. Te pones a prueba. Un comentario días antes sobre una cama deshecha, te reta contigo misma. Y te preguntas si los espacios que ocupas son los que quieres ocupar, cómo quieres ocuparlos y de qué manera. 

Te encanta confirmar que tenías razón. Estabas en lo cierto. Las sonrisas compartidas te han proporcionado una relación innata. Pero la dependencia es relativa. No significa necesidad. Ni mucho menos. Te sorprende la capacidad que tienes de acostumbrarte a los solemnes buenos días matutinos o los clicks de las noches. Sabes que todo le marcha bien y que la desconexión a veces va estupendamente. Ahora mismo, no te hace falta más. 

No te abruma la idea de la distancia ni de la falta de recuerdo. Buscas otras formas de comunicación. Y es que entre líneas, todo se entiende. Los guiños compartidos son los que transmiten la complicidad que te hace falta. Pero no necesitas rellenar espacios vacíos porque no los hay. Eres como eres, con tus puntos fuertes y tus puntos débiles pero ahora mismo, en esta etapa, no hay espacios. Estás llena y rebosa. El arroz no se te va a pasar. Y si se pasa, ya cocinarás más. 


jueves, 28 de marzo de 2013

:)

Estoy muy Zen. 
Y me siento bien. 
Divertida.

#Seh.

lunes, 25 de marzo de 2013

Proverbio "chino".

Porque un abrazo silencia todas las tonterías.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Calma tras la tormenta.



Siempre te habían dicho que jamás te juzgarían, que nunca te etiquetarían. Crees que te conocen al dedillo y que nunca podrías llegar a esa situación. Que hay límites que de alguna manera han sido traspasados, pero no por ti. Te das cuenta, que en ese preciso momento has llegado al límite. Estallas en lágrimas injustas y sientes miedo. Te están dando el día, la noche, la madrugada de un 25+1 y no entiendes por que si no has hecho nada malo. Te sientes como la mismísima suela de un zapato. Para ti, todo sigue igual. Nada ha cambiado.

Todos sabemos que en momentos extremos podemos extralimitarnos y que las pequeñas tonterías pueden significar instantáneos pálpitos de corazón. Hasta ahí, todo es entendible. Pero no comprendes el por qué de esas reacciones tan extremas. Tú eres así. Así te conocieron y así te enseñaron a ser. Libre. Sin límites. Siempre te has comportado tal y como eres. Simple, directa y sencilla. Tienes claro que la seguridad de esos lazos que te unen permanece en las pequeñas cosas compartidas. O al menos, eso creías.  Por qué, ahora que por una vez has tenido al alcance algo que te beneficia y que alguien es capaz de prestarte su ayuda deinteresadamente, te dicen que decidas y escojas? Has entregado y demostrado de sobras todo lo que aprecias y lo especial que es para ti. Nunca te mueves por el interés. Eso está claro. Y te hace un daño tan profundo que te diga eso que lo único que decides hacer es silenciar, que las aguas se apacigüen, vuelvan a su cauce y que la desconfianza desaparezca. Pero por favor, que tanto aprecio no se vaya al carajo. Soy yo.

Y es que... ¿Para qué buscar teorías irracionales del por qué de este poco común cruce de caminos? ¿Para qué darle vueltas a algo que no hace falta, que nunca ha sido necesario y que es absurdo? Se llama amistad.   En mayúsculas. Aquí no hay límites que valgan. Y si eso, los finales dramáticos, para otro día. O para las pelis.

viernes, 22 de febrero de 2013

[...]

IN-JUS-TO.


#shhhh...sad.

domingo, 17 de febrero de 2013

26.

Los 26 es cuando ya has pasado de los 25. Menos mal que tengo unos amigos extraordinarios que hacen que no se me haga tan cuesta arriba. Los adoro. Mil gracias infinitas.


#fiestasorpresacumpleplakease

martes, 29 de enero de 2013

Las piedras amistosas.

Momentos de ausencias, de evitar, de no pensar, de no sentir. De pasar un poco de todo y de nada, de aceptar silencios, de intentar deshacerse de situaciones que hace mucho tiempo pasaron a ser indispensables en tu día a día y acostumbrarse a lo que está por venir. Adelantarse. Y es que es así. 
Despertar. Encontrar dos letras que te hacen vislumbrar un cachito de complicidad. Por pequeño que sea. Dormirse. Despedirse con una sencilla pero característica palabra cada noche. Costumbres tan arraigadas que te parece imposible abandonar. Y de repente, debes aceptar que hay cosas que todos podemos echar de menos. Aceptarlo. Porque aceptarlo no es malo. No es negativo ni lesivo. Ni mucho menos perjudicial. Y es que sentir es lo que nos hace ser como somos, nos hace sentirnos vivos. 

Una vez Marta me dijo que hay cosas que si no se piensan, no se expresan, no se sienten y por tanto, no se sufren. Bonita forma de protección. Sí. Pero... ¿Qué tiene de malo expresarle a alguien que vas a extrañarlo? Nada. Aunque a decir verdad, puede que yo llegara a extrañar incluso algo tan insignificante como una piedra. Sí. Así soy. Y más con las amistades. Y es que hay personas que son como las piedras. De mirada fría, de aspecto controlador, de apariencia aburrida y a las que difícilmente vas a arrancarles una sonrisa. Que en los momentos menos esperados, pueden ser de lo más bordes e impertinentes del mundo. Molestos. Groseros. Odiosos, sin duda. Primer premio en el podium ganando el puesto para mandarlos a la mierda más lejana. Precisos momentos en los que se te despierta unas irrefrenables ganas de soltar un bofetón a doquier, pero uno de esos que suenan. Con fuerza. 


Y sin querer o queriendo, volvemos, porque incluso este tipo de piedras, sin razón alguna, se han convertido en algo esencial en tu vida. Aquí y ahora. Amistades con las que chocas, colisionas cada día. Tropiezas. Y es que todos podemos tropezar con piedras. En algún momento de la vida, todos lo hacemos. Y por cierto, varias veces. Pero es que sabéis qué? Lo peor de todo no es que tropieces con una piedra, lo peor..., es que le cojas cariño.


:)
Bye.
Nah.
¡Hasta  luego!

lunes, 28 de enero de 2013

PLAF.


"Algún día...algún día, por muy remoto que sea y por poco que vaya de paso, me echarás de menos. Y entonces, pensarás en todos esos bofetones que debería haberte dado en algún momento y que jamás te di."

viernes, 25 de enero de 2013

Historias de medios a final de una semana de enero. Y otros muchos cuentos.

[[...ParteII...]]

Y el jueves, ¡uy el jueves! Que te venga un niño a las 12:30 de la mañana cuando ya tienes todo limpio, ordenado y con la chaqueta en la mano y te diga que tienes que sacarle dos muelas... ¿lo matarías o no lo matarías? Bien, respiras, coges aire, te sientas y lo haces con todo el cariño que puedes. 
Hora de comer. Compartiendo el rato con desconocidas conocidas. Bien. a gusto. Y luego..., café con la desaparecida en combate. Había que ponerse al día con entre cervezas cubata de media tarde y personajes altivos. Laurita siempre eclipsa. 
Pero al llegar la noche... al llegar la noche todo se vuelve como una novela casi de ciencia ficción. Sobretodo cuando cenas con amigos que tienen una gran lista echada a sus espaldas. Historias para no dormir. Os lo prometo. Incluso yo me estreso con tanto movimiento. Pero en pijama, el radiador encendido, una manta, el sofá y aventuras varias al lado de alguien que recibió su nombre gracias a la foto prestablecida de perfil de twitter, no puede ser de otra manera. A eso le llamo yo complicidad. Da gusto. Mil gracias por la cena y por la litera. Al final le voy a poner mi nombre.
Viernes. Te levantas. Estás en una casa ajena. Pones un pie en el suelo y das gracias a los calcetines que cogiste sin permiso la noche anterior del primer cajón de la cómoda de la habitación de al lado. Abres la nevera y bebes agua. Vas al baño, te lavas la cara y te viene el olorcillo a esa colonia tan reconocible que te despeja de un salto. Mientras te estás vistiendo te estás cagando en ti misma y en todo el que se tercie por no haberte sacado ya el carné de conducir. Volver a casa es toda una odisea desde la parte alta de Barcelona. Pero era viernes. Y hacía sol. Y tenía fiesta. Así que con mi mayor sonrisa, tiré de la puerta y me dispuse a cruzar toda la calle Marius. Tendría que coger un autobús, un metro y el tren. Lo que yo digo, de buena mañana, peor que Ulisses surcando los mares.
De repente, llegas a la parada del autobús y ves que falta 1 minuto para que pase el que tú necesitas. Y te dices: "¡Estupendo!, hoy estamos de suerte. Y al bajar en el destino solicitado, te das cuenta que un autobús más atrás es el que te lleva a la mismísima puerta de casa. Sin ninguna duda, ese era mi día. Ni andar, ni metro ni tren. Sólo bajar del autobús y 48 pasos desde la parada hasta casa. Yeah. Ni un minuto de espera. 

Compartir un viernes con Ainara, entre tiendas, McDonald's, risas, profundidades y deseos varios, no es cualquier cosa. Para nada. Y me encanta. Me encanta, me encanta y me encanta. Pero vaya, ese fanatismo extremo tan arraigado a mi por que a mis amigos les brillen los ojos de felicidad, merece otro espacio único. 
Y la noche, la noche prometía las tapas esperadas durante toda la semana en la emblematica cabaña del Parque de Cornellá de Llobregat entre amigos. Cochinillo para los mejores paladares. Salsa brava de lo más degustable. Todo acompañado de tres medianas que hicieron que tanto ajetreo de la semana, me mezclaran toquecito de ebriedad con cansancio extremo. A las 00:03, estaba metida en la cama. 

El sábado... el sábado sería la culminación de una semana de escándalo con su curso matutino y descubrimiento de un sitio más a sumar a mi lista de #lugaresconencanto. Pero ya si eso, os lo cuento luego, vale? ;)

miércoles, 16 de enero de 2013

Largas historias de principio de semana para no dormir. Y otros cuentos.

Lo que no me pase a mi, no le pasa a nadie. O eso siempre dice mi amiga la rubiah' cada vez que le cuento alguna de mis peripecias de mi día a día. Pero, de verdad, en realidad, mis días por lo general, son de lo más aburridos, de lo más mundanos, totalmente tranquilos y rutinarios. De casa a la clínica, de la clínica a casa y así 3,3333 periódico.
Vale, eso por lo general. Sí. Ok. Pero ya el domingo, al mirar el calendario de la pantalla reluciente de mi ipad a las 12 de la noche, se escuchaba a gritos que esta iba a ser una semana en que me tendría que poner el cartel de COMPLETO en la frente. 

Los lunes siempre están repletos de pacientes, de 8 a 8 de la tarde y aunque mantenerme ocupada entre dientes y conversaciones de lo más encantadoras con abuelitos no está mal, empezar la semana así debería ser un crimen. No por los abuelos, sino por las 12 horas que tengo que echarme a mis espaldas cada inicio de semana. Y si a eso le sumas tener un compañero de trabajo que de tan perfeccionista que dice que es, decir que las hormigas en invierno trabajan más rápido que él, es decir poco. 
Pero claro, si con el lunes no había tenido suficiente, el martes no sería menos. Urgencias. Ese servicio de la clínica odontológica que es como un cupón de lotería de navidad. Te puede tocar o no. Hay días en los que los pacientes brillan por su ausencia y puedes tomarte incluso 4 tes de la maquina y comerte una caja entera de Donettes, y otros en los que a todas las prótesis de los pacientes, les da por romperse. Pues sí, el martes fue un día de esos. Pero un chocolate a media tarde, con su aroma a avellanas y canela, iba a solucionarme el día. Nada iba a cruzar mi día. 
Chupar con toda la delicia del mundo la cuchara repleta de la nata cremosa que flota en la taza del Starbucks, mientras espero a la que sería una sorprendente compañía con una conversación de lo mejorcito, era un placer que en ese momento, me iba a permitir. Que te hablen de mil cosas y encima te escuchen, hoy en día, no es nada fácil. Seguro que habrían más chocolates con avellanas y nata. Un placer.
Y al llegar la noche, una vez más, las empanadas de Marta, volvieron a ser todo un éxito. Y es que, esa cena no era cualquier cosa. Era la Última Cena. Y allí, entre tanto estrés, tanto compromiso, tantas tareas aún pendientes, parecía que nadie se había dado cuenta. Y que yo, era la única. Vamos, yo y Marta, está claro. Marta sabía que aquello era como una especie de "hasta luego" o un "hasta la vista". Solo me quedaba confiar en que todo iba a ir bien. Eso, y dormir. Y dormí. Sí. Profundamente. Supongo que tanta tensión contenida acaba cansando. 

El miércoles empezó antes de lo que debería, entre frío, nieve en las alturas y viento. Mucho viento. Tanto viento que era casi imposible caminar por Bellvitge. Suena la radio en el despertador. Buenos días sin media sonrisa. Cómo no. Silencio. Silencio. Silencio. Supongo que las mañanas nunca traen el buen humor a nadie. Y de repente, un tweet en los altavoces despertó esa media sonrisa buscada. Con aquello, ya podía estar satisfecha para el resto de la semana.
Ese día había turno de tarde. Recibir un regalito de alguno de mis pacientes es toda una motivación para mi. Es el agradecimiento de mi trabajo. Te alegra increiblemente :)

¿Y es que, sabéis qué? Adoro lo que hago.

martes, 1 de enero de 2013

#HNY2013

Feliz año. 2013. A ti, que me estás leyendo. A él, que probablemente en algún momento lo hará. A Marta, por acompañarme en toda esta aventura. A mis amigos, a los conocidos y a los colegas de siempre. A la familia. A la que veo y a la que no. Y a todos aquellos supersticiosos que este año pondrán 2012+1. 

Buena entrada de año señores. A tutti li mundi!
Un brindis.