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viernes, 9 de enero de 2015

2015. Repaso dosmilcatorce. Parte III

[...]

Agosto. Agosto fue el mes de mis vacaciones. Un mes en que descubrí que un crucero puede ser una de las mejores experiencias de tu vida. Incluso si necesitas biodramina para no vomitar por la borda. Y más si es por islas griegas. Viajar al lugar que siempre has querido visitar, descubrir playas cristalinas escondidas de Corfú, perderte entre los miles de blancos de Santorini o mirar fijamente mientras la puesta de sol se esconde en el mar, son cosas que no se viven todos los días. Fueron unas vacaciones extraordinarias. Increíbles diría yo. Y con un gusto y un cuidado digno de un profesional. Cada detalle marcó la diferencia.

Septiembre. Uyyyy septiembre.... todos mis miedos creados en carretera, cualquier trauma, shock o variante tuvieron que ser eliminados en décimas de segundo. Porque el momento que ves que bajo esa gran tela roja está tu primer coche, no lo olvidas jamás. Porque por muy huevo que sea, pequeño, redondito, con un maletero minúsculo y morro achatado, me encanta. Me fascina. Es mi coche. Y es genial. Lágrimas mezcladas con miedo y felicidad podrían describir todo lo que significó para mi ese mes.

Octubre. Octubre fue el mes de los amigos. Seh. Barbacoas con los odontólogos, vermuts con los de Cornellà, cines nocturnos, vinitos tras el trabajo con los de Lloret, bravas infinitas, cenas de chicas en el born y gintonics casi primaverales en esas fechas en la playa de Castelldefels pusieron la guinda del pastel al mes. Ah sí, y empecé mi segundo posgrado. Yey, Un mes lleno de sonrisas.

Noviembre. Alguna fecha que otra señalada para mi. Y....Digamos que en noviembre se votó. Bueno, votar, votar...no se si es la palabra. Se dejó opinar a la gente, aunque fuera de forma extraoficial. Catalunya pudo hablar. En mayor o menos medida, pero pudo hablar. Ya no se trataba de independencia si o independencia no. Aquello era simplemente: Democracia. Y creo que el poder de expresión no es discutible. Es un derecho. 

Diciembre. Navidades. Familiares, comilonas, regalitos. Teatro. Nuevas experiencias que llevabas tiempo queriendo disfrutar. Manos, aceite, música relajante y velas. Las nubes y el cielo. Un mes para la valoración del año. A mis casi 28 años, primer fin de año tomando las uvas fuera de casa. Y lo mejor de todo es que ni siquiera fueron uvas. Pero Puigcerdá fue perfecto. Tanto la compañía como el relax que necesitaba para terminar el 2014. Y empezar el 2015 pisando nieve. Disfrutando. Sonriendo. Extrañando algunas cosas y dando la bienvenida a otras. 

Un dosmilcatorce lleno de vivencias que me han hecho aprender de todo y de todos. Superarme. Quererme un poquito más. Sonreír con la más pequeña tontería. Ver que te conocen sin verte. Creer que el tiempo te hace olvidar, pero hay detalles que no se olvidan. Echar de menos cosas aparentemente tan insignificantes que son un mundo para ti. Saber que cada mañana cuando suena mi despertador, amanece un día repleto de cosas geniales. De vida. Que es necesario mirarse al espejo mientras te cepillas los dientes y pensar...hoy, voy a vivir. Voy a disfrutar a tope. 

:)

2015. Repaso dosmilcatorce. Parte II

[...]

Abril. Abril fue un mes jodido. Personalmente...muy jodido. Tengo que reconocerlo. Yo le daría el título de "mes del punto de inflexión". Una inflexión casi forzada. Melancólica y triste. Mucho. Demasiado. Aunque el positivismo siempre ayuda y estoy segura que en algún momento, poco a poco, con el tiempo, las cosas irán volviendo a su cauce. Las amistades infinitas siempre quedan ahí. Perduran en el tiempo. Hay guiños que siempre ayudan y te hacen sonreír.

Mayo. Lo más cerca que puedo estar yo de ser folclórica fue en este mes. Con volantes, flor al lado y pendientes enormes. Seh. La Clara disfrazada. Me dije....ya que vas, te mimetizas. La verdad es que más que la Feria de abril (que aún no entiendo porqué se llama así si se celebra en mayo) me hizo ver otra cara de Sevilla. Descubrí uno de los mejores hoteles con un encanto estratosférico. Amadeus - Hotel de la música. Totalmente recomendado. Azoteas hechas terrazas con desayuno y vistas bajo esa suave brisa de la mañana. Supe lo que era cenar bajo las estrellas frente al guadalquivir y me di cuenta que a mi los toros me llevan a un estado casi catatónico. Qué queréis que os diga. Yo soy más de castellers.

Junio. Este junio quedará marcado por los siglos de los siglos como el mes de mis aniversarios. Si no tenía suficiente con celebrar los 15 años de mi segundo cumpleaños, ahora 2 cumpleaños en un solo mes. ¿Ansiosa, yo? Nah. Contra todo pronóstico obtuve la puntuación máxima. Nada de game over. Este fue el mes de mi accidente de coche.

Julio lo pasé entero de baja. Descanso, reposo, algo de playa, mucho de piscina, ejercicios varios, visitas de amigos, compañeros, familiares y poco a poco ir recuperando la movilidad. Nada relevante. O sí. Que alguien que sientes que jamás va a fallarte, pilar fundamental para ti, te juzgue, te cuente mil y una películas al azar que nada se corresponden a la realizad, te mande al carajo sin saber por qué, pues que queréis que os diga, duele. 

[...]

miércoles, 17 de julio de 2013

Verano inquieto.

Una vez dije que no sabía hasta cuando iban a durar las cosas y siempre he sabido que esto tendría un final. Por la forma, la esencia, la intención y la actitud. Sobretodo la actitud. Pero es de esas cosas que hasta que no llegan y te las encuentras de frente, no te das cuenta. 

No me acostumbro. De hecho, dudo que me acostumbre jamás, pero supongo que con el paso de la vida, se me olvidará. Se me pasará la rabia, la incertidumbre, las ganas de matar los silencios y la de conservar las amistades. Mientras tanto, el verano pasa. Y me gusta. 

Este es uno de esos veranos en los que realmente disfrutas. No estás haciendo nada especial ni a lo grande; no viajas a un país asiático, no te vas un mes entero de hotelazo con pulserita, ni tan siquiera te escapas a un apartamento de playa, pero no paras quieta. Buscas la especialidad en las pequeñas cosas, en los pequeños momentos, en la esencia de los instantes que te hacen sonreír. Esas cosas son las que precisamente te hacen sentir bien.
Este es el primer verano del resto de tu vida. Has terminado, cambias de etapa y ansias pasarlo bien. Disfrutar de los buenos amigos, de los lugares con encanto, de las charlas interesantes y de los proyectos por cumplir. 

Este, así, está siendo mi verano. 
¿Y sabéis qué? Estoy aprendiendo a disfrutar incluso más de lo que creía y eso..., eso es lo que me ayuda a cambiar mi chip interno. Porque por mucho que hayan cosas que deba aceptar que son como son y que aunque las pinte de mil colores seguirán siendo igual, siempre habrán muchas otras más que serán maravillosas.

Y es que Marta siempre dice que hacen falta días malos para darte cuenta de lo bonitos que son el resto.

Sonríe.

martes, 2 de julio de 2013

Momento único. Fin final.

Llevas días que te cuesta dormir y por una cosa u otra siempre te acabas despertando la primera. Tu descanso es pésimo y no entiendes por qué. Acabas aceptando que hay alguna que otra cuestión que no para de dar vueltas por tu cabeza pero sabes que es algo que no depende de ti. Hay amistades que son lo que son. A pesar de eso, sabes que no es eso lo que te quita el sueño. El día 19 de junio terminaste tu último examen y no tener la certeza absoluta de que lo hiciste bien, te desconcierta. Las tremendas ganas de terminar, no te las quita nadie. Más que por tus padres, tus familiares, amigos o gente que te aprecia, por ti misma. Esta es una etapa que se debe cerrar. Con dos cojones. 

Te das cuenta que estás temblando. Los dedos no responden a lo que quieres hacer. Acabas de enterarte que tu última nota ha sido publicada. Sólo te queda mirarla y después, todo habrá terminado. Y eres tremendamente consciente que este es uno de esos momentos que sólo suceden una vez en la vida. Tienes miedo. Con la puerta de tu habitación cerrada, sola sobre tu cama, la suave brisa de verano entrando por la rendija de la ventana y un gran nudo en la garganta miras la lista. El corazón se te va a salir por la boca, e incluso por las orejas. Taquicárdica. Y de repente, tanto golpeteo en el pecho, tanto nudo, tanta tensión, salen con desasosiego por los ojos en forma de un gran mar de lágrimas. Y es que soy una completa llorona. Te acabas de proclamar, señorita Odontóloga. Dentista. Creadora de sonrisas. Y la verdad, no eres ni siquiera consciente.

Ha costado. No ha sido facil. Lo reconozco. En ese preciso momento te acuerdas de aquella persona que una vez te dijo que jamas serías capaz de sacarte una carrera. Si aún siguiera viviendo, le estamparía el titulo en toda la cara. Y sigues llorando. Coges el teléfono. Sabes que no debes pero en ese momento todo te da igual. Nada te importa. Se que si descuelga, vas a acordarte de ese instante, toda la vida. Porque a la primera persona a la que le dices que ya eres licenciada, nunca se olvida. Y aunque jamás nada es como esperas, ni siquiera como te mereces, no importa. Y te acabas de licenciar. Ya me da igual todo. Incluso que tu padre te diga su típico "Ya era hora" y tu madre te de una abrazo repleto de lágrimas. Y hables con tu tía y esté dando rienda suelta a la gran característica de todo Juidías. Llorar de emoción. Porque somos así. 

Siempre me habían dicho que terminar una carrera es como lanzarte al vacío. Es ese momento en el que pasas de tener todo controlado al nada en absoluto. Y es que en ese instante se acababa algo, pero un gran abanico de posibilidades se abría ante mi. Y yo, había sido capaz. Con esfuerzo y ganas. Ahora iba a empezar mi experiencia en el mundo real. Feliz. ¿Y sabéis lo mejor de todo? Me encanta lo que hago. Y si tuviera que volver a escoger una profesión para el resto de mi vida, sin duda, volvería a repetir.




sábado, 29 de junio de 2013

14 años no se cumplen todos los días.

29 de junio. 

¿Sabéis de esas leyendas que van a perseguirte toda la vida?
Pues supongo que títulos como el de "la niña que sobrevivió", permanecerán en mis entrañas por el resto de los días.
Siempre digo que las cicatrices que hay sobre mi piel son heridas de guerra. Cada una de ellas me recuerda que con ganas, energía positiva, mucha fuerza de voluntad y un poco de suerte, incluso las cosas imposibles se pueden conseguir.

Y es que caer de 7 pisos de altura, aterrizar de pie, romperse todos los huesos del cuerpo menos la columna y la cabeza... es cuestión de suerte. Y sobrevivir a ello, es todo un logro.

Feliz segundo Cumpleaños, a mi.

domingo, 17 de febrero de 2013

26.

Los 26 es cuando ya has pasado de los 25. Menos mal que tengo unos amigos extraordinarios que hacen que no se me haga tan cuesta arriba. Los adoro. Mil gracias infinitas.


#fiestasorpresacumpleplakease

martes, 1 de enero de 2013

#HNY2013

Feliz año. 2013. A ti, que me estás leyendo. A él, que probablemente en algún momento lo hará. A Marta, por acompañarme en toda esta aventura. A mis amigos, a los conocidos y a los colegas de siempre. A la familia. A la que veo y a la que no. Y a todos aquellos supersticiosos que este año pondrán 2012+1. 

Buena entrada de año señores. A tutti li mundi!
Un brindis. 


lunes, 26 de noviembre de 2012

Increíble pero cierto.

Sara & Albert
 Se casan. Y los adoro.

martes, 4 de septiembre de 2012

Noches de escándalo. #holidayspartII

Bilbao. El norte huele a cantábrico, el aroma de aire fresco que siempre invade todos mis sentidos cuando voy hasta allí. Y esta vez no iba a ser menos. Días de tranquilidad, paseos, comidas, cenas, ratos de sofá y dormir, dormir mucho. Con Jr, siempre se está estupendo. Pero este año...este año iba a presenciar, las Aste Nagusia 2012! Vamos, la fiestas mayores de Bilbao. 
Muchos conocidos me habían hablado de ellas, pero de todas las veces que había subido al País Vasco, jamás coincidían fechas.

La noche empezó de la forma más placentera posible. Un bocadillo de chorizo bilbaíno iba a preparar la que yo creía que sería una corta noche de un par de horas hasta ver los fuegos artificiales.
Tengo que decir que los bilbotarras no beben en vasos normales. Ya lo dicen, los vascos son unos exagerados y como tal, vasos de medio litro. Toma ya. Sorprendentemente, el primer Kalimotxo (sí, con k y tx), me sentó de maravilla. Al pan del bocadillo, con ese chorizo, le iba muy bien. Todo para dentro! Y cuando me daba cuenta, el vaso volvía a estar lleno. Señores, a verrrr... Que yo no se cual es mi límite.... Cuidadín! 
Y tras finalizar la fabulosa cena, nos despedimos de las chicas con las que compartíamos el rato y nos fuimos a buscar a un par de ya conocidos para mi. ¿Conocidos? Vale, sí, solo de oído. Y de repente, fue verlos, intercambiar unas pocas palabras y sentirse como en casa. Increíble. Unirse a ellos fue una de las mejores cosas que hice en esa noche y Joserra, ya lo sabía. Me dejaba en buenas manos. Fue una noche increíble. 

Y así..., descubrir cómo dos muletas son capaces de ser la mejor silla de descanso en medio del un tumulto extasiado de fiestas. Y sorprenderme una vez más, viendo en alguien que no soy yo, que la fuerza interior hace maravillas. Con las ganas y el querer vivir, se va a cualquier sitio. Te lo digo yo, que de eso, se un pelín. 


Decir que tipos de ese calibre, no se conocen así como así; de esos que en un santiamén pueden nombrarte Diosa del Olimpo y de repente hacerte sentir como si los conocieras de toda la vida. Contarte que esquiar es una aventura al alcance de cualquiera; que si yo quiero, se me pueden hacer unas estupendas y cómodas botas a medida. Explicarme que son capaces de tomar un café, y al día siguiente estar viajando a NY, así, sin meditar. Improvisando. 
Me gusta esta gente. Sin prejuicios, espontánea, muy simpática, abierta y sonriente.

Intentos de boas fucsia al cuello, de sombreros brillantes, risas a tutiplén, fotos prohibidas, conversaciones de lo más excitantes y secretos inconfesables cual más emocionante mejor, se disfrutaron con varios gintonics que caían del cielo.....momentos que crearon una noche que duró hasta la salida del sol. 
Bueno, la salida del sol y mas allá. Porque sólo un par como ese, por muy perjudicada que estés a las 7 de la mañana, es bastante difícil que lleven a una desconocida a casa, te metan en una cama y te preparen el desayuno a las 12 de la mañana.


Y no, no se dónde está mi límite. Pero.....¿Alguna vez lo he tenido?



PD. Os espero pacientemente impacientemente para hacernos de guía por la ciudad.
 Así que ya estáis organizando una repentina salida a Barcelona.

lunes, 20 de agosto de 2012

La H de la noche.

"Mira, tú llevas vestido, y yo no."
"¿Y qué?" -no lograba entender.-
"A veces llevo pantalones cortos de fútbol."
"Ahá."


Sí, me llamó la atención que dijera eso. Su hombro estaba al descubierto y la melena caía sobre él. Las luces se acompasaban con la estruendosa música del lugar.

Me sentía cómoda a pesar de ser la primera vez en mi vida que me encontraba en una situación como esa. El combinado azulado de la copa con un par de hielos de Blue Tropic con no se que más, hacía rato que había llegado a lo más profundo de mi ser, así que era completamente consciente de lo que estaba pasando. Sí, soy algo vulnerable al alcohol, admitámoslo. Es lo que tiene no beber asiduamente.

Me miró, se acercó a mi oreja y me dijo, ven. Me dió su mano y la seguí. Temblaba. Ese era uno de esos momentos en que no tienes ni la mas remota idea de qué va a ocurrir. Sonreír era la mejor opción. Quizás así escondería los nervios. Me daba miedo y a la vez me invadían mil emociones juntas. 
Nunca jamás me hubiera imaginado algo como aquello. De repente, tras un escalón, sentí la pared fría chocar contra mi espalda. Su dedo índice apartó el flequillo de mi cara, y tras clavar sus ojos en los míos, la humedad de sus labios envolvió el instante.

Asombrosamente, la salida de esa noche, se había convertido en una aventura de lo más sorprendente, altamente inesperada y muy, pero que muy estimulante.

sábado, 18 de agosto de 2012

#holidayspartI


Me gusta el turquesa. Pero el turquesa azulado vivo, el tirando para azul cielo. El de la hora azul. El azul cían. Es el color que más me inspira a verano. Refrescante y muy relajante. Tranquiliza y envuelve a cualquiera. 

Han sido unos días de mucha tranquilidad, de muchas conversaciones, de mucho silencio y muchas risas. La primera parte de las vacaciones de este verano ha sido de lo más. 
Después de una gran boda (Felicitats Sandro i Núria!!!) en la que hubo comida a tutiplén, vaquillas, emoción y mucha fiesta, vinieron unos días casi a pie de playa donde el 3G brillaba por su ausencia y el sonido de la brisa marina con las olas se escuchaban dese la ventana de la habitación antes de irte a dormir. 

Marta siempre dice que cuanto menos haces, menos ganas tienes de hacer. Cuanto más duermes, más cansada estás y cuanto más comes, sorprendentemente, mas ganas tienes de comer. Puedo corroborar cada una de esas cosas y decir que soy una cocinera innata, que cualquiera que quiera contratarme, lo valgo. Si no, preguntárselo a esta panda de gulas y gordos que los adoro infinito.


Peñíscola, fuera de ser un lugar que muchos puedan tachar de lugar de veraneo para guiris, tiene su encanto especial. Sobretodo los banquetes de frituras de pescaitos, las partidas a las palas en la playa con Enric, el volley sobre la arena a las 9 de la noche o los combinados de horchata con granizado de fresa.

¡Gracias chicos!
Y ahora.....#holidayspartII...Fiestas de Bilbao!


Verano 2012'

miércoles, 1 de agosto de 2012

(pseudo) Cerrado por...

...VACACIONES.
Ypunto.

sábado, 28 de julio de 2012

Todos deberíamos tener mil primeras veces.

Aishhh. 
Sonaba como una exhalación que desprendía obligación, pocas ganas y pereza. Era una sensación como cuando un familiar te pone el vídeo cansino de sus vacaciones en el caribe. 
El primer abrazo tampoco es que fuera lo mas. Sólo faltaban unas palmaditas en la espalda y entonces ya hubiera sido unapaga y vámonos
A Marta, eso de reencontrarse tras un gran viaje, la experiencia de toda una aventura y las sensaciones vividas, le entusiasma a más no poder. Se sentó y escuchó atentamente para no perder ni un detalle. Pero no estaba recibiendo lo que había imaginado. La emoción no llegaba y la verdad, era una lástima. Al no notar esa sensación positiva, se iba apagándo más. Y eso, creo que no ayudaba demasiado a crear momentos de sonrisas de lo mas amistosas.

Es posible que Marta sea una creadora innata de expectativas. También es posible que no tenga remedio y siempre tienda a emocionarse con cualquier cosa, crear grandes historias de diminutos instantes que probablemente su cabeza haya formulado de la forma más filosofal posible. 
Pero es que sabéis qué? Sin todas esas montañas rusas mentales, todo sería demasiado aburrido. 

Dicen que hay cosas especiales que de tanto realizarlas, uno se acostumbra y dejan de ser cautivadoras y emocionantes. Dicen, porque yo, sin duda, discrepo. De hecho, estoy casi segura que hay cosas a las que jamás deberíamos acostumbrarnos. Sentir todas las veces como si fuera la primera vez. La primera vez que subes una montaña, la primera vez que cruzas una frontera, la primera vez que te encuentras solo en medio de la nada, la primera vez que llegas al punto final o la primera vez que que te has dado cuenta de todo lo que eres capaz. Esas primeras veces son las que te enseñan a disfrutar del preciso momento en el que te encuentras. Te enriquecen.
Marta siempre dice que deleitarse del recuerdo del pasado es exactamente lo mismo que recrearse en el futuro próximo. Que debemos sentir el ahora, el ya y el hoy. 


Y sí. Es posible que una sorprendente tortilla de patatas, no sea la mejor forma de festejar un punto final repleto de cansancio. Y seguramente un frappé de caramelo a media tarde, tampoco lo sea. Es posible que todo lo que diga Marta se tome a la ligera. Pero a pesar de eso, ella va a seguir en sus trece de que todo debería celebrarse por todo lo alto, incluso los momentos que tachamos de prescindibles para el recuerdo. Con emoción y ganas. Sin suspiros exhalativos. Porque esos precisos momentos, habrán sido disfrutados, como una primera vez. Y las primeras veces, las recordamos siempre.

martes, 10 de julio de 2012

#cosasdeverano.

Las vacaciones están siendo altamente estimulantes. 
Desestresantes y desconectantes del mundo rutinario y amenazante que nos envuelve en el día a día. Incluso los días nublados me parecen extraordinarios. Y los lluviosos, increíbles. Con este calor, un poquito de aroma a hierba mojada es del todo altamente embriagador. 

Ocupar el tiempo al completo, disfrutar del sol, de la arena, de la amistad, de las risas y de las largas y profundas conversaciones. Estar haciendo cosas diferentes, enloquecedoras y muy divertidas. Incitar a lo espontáneo, a lo natural, sencillo y desenvuelto; a lo poco premeditado. Bailar. Descontrolarse a las 9 de la mañana, a las 3 de la tarde o a las 12 de la noche. Nadar desnuda en la piscina bajo la luna, tomar leche merengada con mucha canela y dejar que los mosquitos te acribillen. Ir a donde sea y cuando sea. Estar disponible. Tranquila. Muy zen. Echar de menos muchas cosas pero estar abierta a muchas otras. Sonreír y hacer lo que me apetece y cuando me apetece. Cervezas y tapas. Gintonic y limón. Y sentir como tus melanocitos se van activando poco a poco dejando una pronunciada línea marcada en el subvientre. Estar estupenda. Sentirse estupenda.

Estas son las cosas del verano. Las que te hacen sentir bien. Esas son las que quiero y las que me gustan.


[[Boa Balada. - Gusttavo Lima]]

viernes, 29 de junio de 2012

13.

Trece años después, ni 12 ni 14. A pesar de sentir que tu segundo cumpleaños nunca debería haberse celebrado, no puedes evitar despertar un 29 de junio y sonreír. Pensar desde tu cama que hace ya algunos años, fuiste la mayor heroína jamas conocida.

La supernena, la del puenting sin cuerda, la fuerza de voluntad personificada; esa que vive y alardea de sus cicatrices cual heridas de guerra se trataran. Esa que un día sorprendió a muchos mientras tomaban el sol en la playa, mientras disfrutaban del principio de sus merecidas vacaciones o veraneaban con los abuelos a finales de ese junio caluroso. 

La que cayó y decidió dar la lata durante muchos años mas. Exactamente....durante el resto de su vida. 


Hoy, 13 años. 

miércoles, 30 de mayo de 2012

Viernes peculiar de karaoke.

La noche de viernes, prometía.
Después de levantarme a las 6 de la mañana para ir a la universidad, las 9 de la noche ya parecía que las pilas de toda la semana se me habían gastado. Pero cuando vas a ver a la Mónica, nunca sabes cómo vas a terminar. Dijo: prepárate para ir de karaoke. Sí, karaoke dijo. Lo primero que se me pasó por la cabeza cuando dijo de salir a cantar fue imaginarme en medio de un montón de gente cantando las canciones más típicas de todo karaoke: "Eva maria se fue", "un beso y una flor", o "vaya, vaya, aquí no hay playa". Vamos, que digamos que no era algo que me llamara demasiado la atención. En el fondo, soy tímida, sabéis? Y las cosas me dan vergüenza. Pero al llegar al lugar, ni había gente, ni había fiesta, y con la larga lista de canciones disponibles, era imposible decidirse por cual era la acertada.

Acompañadas con un gran cubo de heineken (algo que sinceramente asombra y sorprende a un espécimen como yo que no está acostumbrado a beber habitualmente), el ambiente se fue animando. Llegaron un grupo de amigos cual más peculiar mejor, celebrando una especie de cena de soltería. Vistos desde fuera, gays. Gays completos. Gays entrados en la década de los cuarenta, pero sea como fuera, de la acera de enfrente. Y sinceramente, habían animado la fiesta.
A pesar de mi vergüenza que siempre digo que tengo, supongo que el don especial en desinhibirme cuando encuentro la ocasión adecuada hizo que de repente me viera en medio de la pista cantando "bajo el mar" con un individuo del grupo de gays con todo el ímpetu y las ganas del mundo. Ese fue el punto de inflexión. La Clara, hace amigos. Ole. Formas peculiares de entablar conversación: canciones de Disney.

Al final, resultó que el grupo de cuarentones ni eran gays, ni eran solteros, sino un grupo muy simpático de amigotes, casados, con hijos, ingenieros de profesión (quizás no todos) celebrando la visita de uno de ellos que había vuelto de la otra punta del mundo. Vamos, lo típico. ¿Y qué ocurrió? Que cuando encuentro a alguien inteligente que me da una conversación interesante, la Clara, no puede dejar de charlar, incluso con unas cuantas cervezas de más. Y así, hasta altas horas de la madrugada.

Hay veces que debería hacer más caso a Marta cuando me dice que tengo una curiosa facilidad por conseguir hablar con cualquiera y de cualquier cosa. Será mi encanto especial. O no. Quien sabe.

lunes, 23 de abril de 2012

Te de canela.

Hoy....., hoy iba a contaros la historia de que nada es lo que parece, ni todo oro lo que reluce, y de los pasos complicados y decisiones exactas que hay que tomar en según que situaciones..., pero no, hoy no toca eso. Hoy es Sant Jordi, y aunque posiblemente para mi signifique un dia como cualquier otro, hoy, Barcelona parece que está más contenta y la gente sonríe mas por sus calles. Será casualidad. No se.

De eso que una pequeña y escueta conversación en el momento más adecuado, parece que como que da un giro inesperado al timón del barco.

- ¿Te hace un te?
- Ahora mismo, me hace lo que sea.
- Oc.

El día había amanecido bastante soleado y la temperatura era favorable para pasear. Ese iba a ser el primer 23 de abril que en años Marta no pisaba Barcelona. Sentía que ese no iba a ser uno de los mejores días del año, pero en fin, mañana sería otro día. Qué más da si era lunes, si era festivo y si era Sant Jordi. Era principio de semana, y había que trabajar. 
Pasar pagina y al toro por los cuernos, no era una de sus grandes aficiones, más que nada porque los lagrimones de sus mejillas así se lo hacían ver. Pero lo hizo. Un solo click y luego todo silencio. Y pensó: "algun día me reiré de todo esto".
Y de repente.... uno de esos momentos especiales, un momento con olor a canela, un momento de te, de charla y de distracción. Un momento que no sabes ni cómo ni por qué, pero te mola. Sí. Yo los llamaría....Momentos especiales de canela. 
Así me gusta llamarlos. Aunque estén llenos de noticias buenas y noticias malas y luego se callen. En realidad, ¿os digo un secreto? Cuando hay una noticia buena y una mala, la mala nunca es tan mala. Aunque haya silencio y se cambie de tema sin acabar el asunto de la buena y la mala. 
Igual es que mis impulsos no son tan raros, ni las cosas se hacen por un motivo en concreto, sino porque si y punto. Quizás han llegado a comprender a Marta. Y digo quizás, porque no lo se bien, pero creo que la han entendido. Sí. Hacer las cosas porque apetecen sin significado retorcido.

Y como la glándula lagrimal de Marta parece que tenga un mecanismo independiente y directamente ligado como primera respuesta a la emoción, pues ale, rienda suelta. Inexplicablemente beber de una misma fuente, nunca había sonado tan amistoso. Ni mucho menos, tan digno de ser agradecido. Aunque la impropia e idiota pregunta de ¿cómo estás? solo durara un par de segundos. En ese momento, le debía la vida. Pero sólo en ese momento. Y aunque haya gente que más vale decirle un  que te jodan a un simple gracias o un muchas gracias, pues eso, que te jodan. Y si eso, ya otro día, buso palabras más acertadas. Pero solo si eso. 
Marta nunca entiende la puñetera facilidad de algunas personas por dejarle con la boca abierta. Ahora, empieza a entenderlo.


Feliz Diada señores. A los Jordi.... y a todos los demás. 





[Siempre hay una rosa que sea cuando sea,
 esté como esté y pase lo que pase,
 siempre llega.
 La rosa blanca de papá.
 ¿Y sabéis qué? me encanta. ]


domingo, 25 de marzo de 2012

Agua, líquidos, y sus variados.

Una cerveza, fresquita, helada, puesta al punto de la forma más friki del mundo. Una tortilla de patatas y buena conversación. Bueno, vale, lo que se dice buena, no se si lo era, pero Marta me aseguró que temas de conversación de lo más raros, rebuscados y absurdos pueden llegar a ser de lo más curiosos. Me encanta cuando se crean situaciones irracionales, nunca sabes lo que puede ocurrir. Si vas a acabar jugando al parchís o bañada en un sinfín de sensaciones. Nada es previsible.

Cosas tan sencillas como ver la televisión hasta altas horas de la madrugada se puede convertir en toda una odisea y encontrar un buen programa que evite que entres en sueño ligero dirigido directamente a la fase REM, es bastante complicado.
Y reír, y reír y reír. Y conversar. Y charlar con cercanía ente amigos. De lo más amistoso para conseguir una velada distraída. Y seguir riendo. Y sonriendo. Y se te acaba el aire. Silencio.
Y de repente, empezar a sentir esa sensación tan extraordinaria, como cuando te tiras de cabeza a una piscina repleta de agua , llegas a lo más hondo y nadar hasta la superficie para recuperar el aliento. Sales pletórica, mojada pero colmada de energía. Rebosante. 

Y así, descubres que mantenerse despierto hasta las tantas e incluso intentar mantener a otros, hay ocasiones que no es tan complicado. Solo es necesario un poquito de motivación y ganas de pasarlo bien. Y líquidos. Cerveza, cocacola y esas cosas. Y sí. Si eso, otras cosas. Pero solo si eso.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Sorprendentemente emocionante.

Anonadada. Perpleja. Asombrada y sorprendida. Vamos, sin palabras.

Así se quedó Marta en ese instante; un instante, que sin duda, se le hizo eterno. Sí que era cierto que había algo que celebrar, algo que no se volvería a repetir jamás pero nunca hubiera imaginado algo como tal. Ni siquiera parecido. Ni de esa forma. Y lo único que se le ocurría decir era "gracias". Un simple y aparentemente poco valioso gracias. Austero, serio y sencillo. Pero en realidad, ese gracias era mucho más profundo; era un gracias que sonaba muy moderado pero que no pretendía serlo; decía muchas cosas más de las que parecía.

Creo que cuando Marta me contaba la historia, no encontraba las palabras adecuadas para explicarme todo ese cúmulo de sensaciones. Le resultaba muy complicado entender la situación tan sorprendente. Papel de colores, mirada tímida, disimulada y casi sin emoción. Sonrisa y a esperar la reacción. Las sorpresas nunca habían sido su fuerte pero a la vista estaba que cuando decidía hacer una, lo hacia a lo grande.

¿Agradecimiento? ¿Aprecio? ¿Afecto, estima, cariño? Amistad, sin duda.
En múltiples conversaciones con Marta, siempre me dice que más vale un "parece que no, pero sí", que no un "parece que sí, pero no". Mas vale que siempre sea un no, porque cuando es un sí, ese sí, consigue sacar de las casillas y enmudecer a cualquiera.

Y es que para que Marta pueda abandonar esa emoción tontita de niña pequeña, van a tener que pasar muchos días.

lunes, 20 de febrero de 2012

#Mis25.

Cumples años. Cuarto de siglo. 25 añazos no se cumplen todos los días. Muchos me han dicho que quién los pillara pero a decir verdad, cuando pasas del 24, es como cuando pasas los 40; en adelante ya nada va a ser lo mismo. Eso sí, no tienes la irrefrenable ansiedad por comprarte una moto ni tampoco por volver a disfrutar la juventud de 20 años atrás, pero sí que te crea un punto de inflexión, un antes y un después.

Por regla general, como muchos ya saben, nunca me ha gustado el día de mi cumpleaños; es extraño, me pongo como triste, como melancólica, como con ganas de que el día termine de una maldita vez. Supongo que me estresa eso de que el móvil se colapse y que las mil y una redes sociales en la realidad actual 2.0 se llenen de felicitaciones. Debería ser al contrario, no? Extrañamente raro.

Y de eso que el día 15 iba a ser como otro cualquiera. Levantarte pronto, recados, uni, clase y para casa. Pequeña cenita con mis padres y poco más. Tampoco esperaba ningún regalo ni gran celebración. Pero se ve que este año, eran 25. Vamos, bastante conmemorativo y como tal, la sorpresa para mi fue que la pequeña cena familiar se convirtió en todo un suculento festín de gambas y embutidos, todo acompañado de amigos que hacia las 10 de la noche se presentaron frente a la puerta de mi casa y picaron al timbre. Y yo, inocente de todo, en pijama. Qué estupendo. Podían haberme avisado, no?
Gracias a mi madre por hacer posible esa sorpresa. Me encantó. Y además, todo un regalazo el que me hicieron. Increíble. A Marc, Elena, Fran, Cris y Miqui... Y también a Ainara, Gera y Lauri que no pudieron asistir, mil gracias señores.

Y así hasta el jueves. La #cenamosquetera, todo un éxito. Pizzas increibles y cócteles insospechados al mas puro estilo caribeño. Molan. Ellos ya lo saben. Menudo trío formamos. Tan distintos y tan buena química que hay entre nosotros. Y luego, fin de semana. Cena con #misamigosquenosonmisamigos o eso se empeñan en decir ellos. Los adoro. Cenita en las ya inigualables calles del Born y noche de locura multicolor fluorescente. Me encanta.

Y ahora, una semana nueva que ha venido y aún viene, cargada de celebraciones.