viernes, 8 de julio de 2011

Momento gin tonic.

Definitivamente los gin tonics tienen algo especial. Vale, sí, no son dulces y tampoco es una copa que te invite a seguir bebiendo, pero sin duda refrescan y enriquecen el ambiente. Yo no se si será por las burbujas del anhídrido carbónico de su tónica o por las propiedades medicinales que dicen que tiene la ginebra, pero tanto combinando el agua tónica con una Bombay Saphire o una Hendrik's, parece que el resultado es extraordinario.

Hay veces en que todo empieza de la forma más curiosa. Es como en una de esas ocasiones en que vas a comprar lo necesario para una cena improvisada. Una sopa de melón que sin tener varias líneas de elaboración, de lo más sencilla, fácil y rápida, acaba teniendo un buen resultado, aunque no lleve fresas por encima.
Mientrastanto, una radio pone música a la velada de anécdotas curiosas, comentarios graciosos, llamadas sorprendentes y conversaciones de lo más directas. Y de repente, las teclas de un piano empiezan a sonar y te fijas en la rapidez de las manos que de forma muy resuelta pero algo entrecortada, tocan repetidamente una melodía conocida. Y es entonces cuando te preguntas, si verdaderamente ese dedo anular que tan bien toca ese mi, ese do o ese sol, puede manejarse de igual forma en otras situaciones. Y es que siempre he dicho que el piano me encanta, me gusta cuando suena, intenso, fuerte y prolongado, rítmico y armonioso.

Esa melodía consigue llevarte a paseos de noche, con viento, aire, fuerza en la cara y en la piel; rápidos, seguros y majestuosos. Sólo te hace falta un vaso de agua, una palmadita en el lomo y una mirada deseosa para descubrir que cualquier cicatriz en el cuello coordina perfectamente con lunares cerca del ombligo. Tranquilidad, confianza, una sonrisa y todo tan sencillo como se quiera que sea.
Marta siempre dice que los pensamientos más chocantes, sobretodo los más extravagantes, acaban siendo los más singulares y son precisamente esos los que hacen que historias como éstas sirvan para divertirse y deleitarse.

¿Y sabéis qué? no hace falta que sean amargas, ni burbujeantes, ni siquiera medicinales como un gin tonic, eso sí, siempre te refrescarán, te enriquecerán y disfrutarás con ellas. 

1 comentario:

alea dijo...

No, yo no soy de gin tonic. Pero sin duda, has refrescado la tarde con tan gustosa descripcion. E imagenes, llegan a la mente....DISFRUTA DEL GIN TONIC...!!!!