martes, 4 de diciembre de 2012

#Smile.

Encerrada en ese mini mundo que se crea cuando vas dentro de esa burbuja, las lágrimas no dejaban de caer en silencio. El momento se acercaba y la tensión y el grado de ansiedad interna iban en ascenso de forma estrepitosa. Es como esas veces en que no se puede disfrutar de la emoción que supone hacer cosas rebosantes. Odio infinito. Infinito y profundo. Toda esa incertidumbre, acaba matando. Por lo menos a mi. A mi y a Marta, está claro.

Y finalmente, el momento llegó. De forma repentina, el miedo se apoderó de la situación. Marta lo había hecho con todo el cariño y admiración. Esperaba el instante con ganas e ilusión. Con un único objetivo, sorprender a la que nunca se sorprende. Sabéis de esas personas que nunca se dejan sorprender?; ¿Que parece que tienen un odio permanente y continuo a las sorpresas? Ese había sido su propósito desde el primer instante en que se le pasó la idea por la cabeza. Se había imaginado ese momento un millón de veces. 

Había odiado profundamente todas las veces en que, mientras en secreto se repetía "la sorpresa va a ser buena", sentía que lo que hacía era absurdo, que no merecían el empeño de Marta. Era como chocar reiteradamente contra una pared. Ni siquiera estaba segura de lo que hacía. Ni siquiera ella misma lo entendía. Ni siquiera sabía de donde salían las ganas. Ni siquiera. 
Tenía ganas de ver si realmente, ni que fuera por una vez, tomarían en serio algo que ella hubiera hecho. Si algo así, despertaba ni que fuera una gotita de agradecimiento y se lo hacían saber, sería todo un logro. Creo que Marta no necesita demostrar nada nunca. Es de ese tipo de personas que demuestran la amistad obviando las palabras. Las pequeñas o grandes cositas que hace, le salen del fondo. No las piensa. 

¿Pero sabéis qué? Esa espontaneidad, marca la diferencia. Y esto, al menos, para ella, había sido muy gratificante. Al fin y al cabo, había hecho sonreír a la que jamás sonríe. Y eso, eso lo compensaba todo. 


1 comentario:

patapalo dijo...

Es genial la espontaneidad para expresarse.

¿Sabes que? Por caprichos del destino he llegado hasta aquí. Somos familia. Compartimos el segundo apellido y el gusto por canalizar sentimiento en formato blog.

Un besote.