Bueno, contesté.
Ha sido uno de esos momentos en que un pequeño clavito ha ido entrando poco a poco entre los resquicios de una cicatriz aparentemente cerrada. Una vez más. Tras un año. Soy así. Y cuando sabes que hubieras metido tu mano en el fuego por una amistad que sin ninguna explicación te ha abandonado, duele. Pero es que, a veces, a las decepciones, hay que darles una oportunidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario