lunes, 6 de julio de 2015

Y ahora para qué.

Bueno, contesté. 
Ha sido uno de esos momentos en que un pequeño clavito ha ido entrando poco a poco entre los resquicios de una cicatriz aparentemente cerrada. Una vez más. Tras un año. Soy así. Y cuando sabes que hubieras metido tu mano en el fuego por una amistad que sin ninguna explicación te ha abandonado, duele. Pero es que, a veces, a las decepciones, hay que darles una oportunidad. 

No hay comentarios: