sábado, 1 de julio de 2006

Crepúsculo vespertino

Ella siempre decía que le daba miedo la noche, que cada día cuando el sol se estaba poniendo, temblaba al saber que empezaba su rutina de enfrentarse a sus sueños más temidos, no quería soñar más.
Ella pensaba que todo aquello había desaparecido, que en su mente y sus pensamientos ya no quedaba ni una sola neurona, que se habían ido esparciendo por el aire, que su destino no quería seguir esperando ese momento.
Lo ignoraba todo, dejó de hablar, de hacer caso al sol porque pensaba que le estaba traicionando. Dejó de hablarle porque las pequeñas estrellas le habían robado la voz.
Quería chillar, quería volar, quería asustar aquella pesadilla. Quería ser la gota que nunca acaba de caer. Quería caminar sobre el mar para poder sentirse viva y ser agua.
Quería ser esa canción, la canción que susurra el suave aire las mañanas de primavera que te hace creer de nuevo en todos esos instantes que parecen haberse perdido entre la niebla del atardecer.
El sol dejaba de darle sus últimos rayos de luminosidad, se iba desvaneciendo escondiéndose en aquella línea del horizonte, introduciéndose en el mar.
Llegaba el momento de volverse a enfrentar a sus temidos sueños sin al fin poder encontrar ese momento, ese preciado sentimiento que es muy difícil de hallar.
Sus lágrimas de tristeza seguían perdiéndose entre el agua de mar, el viento continuaba chocando en su cara y las nubes se esparcían levemente.
Estaba cansada cuando al fin, se dio cuenta de algo, su voz estaba volviendo, podía gritar, podía volar, podía soñar sin temer.
Su voz volvió y descubrió que todo aquel crepúsculo vespertino era el momento, ese momento de felicidad, ese momento de arte que solo los más privilegiados pueden encontrarse.
Uno de esos momentos en que te encuentras pocas veces, en uno de esos pequeños instantes mágicos en que todas las pesadillas desaparecen, en un atardecer en el que el sol se esfuma, en el que te das cuenta que la felicidad es arte.

...Déjate llevar...

2 comentarios:

Jerry García, a.k.a. stup_id dijo...

queria sentirse libre...


cuanto talento creativo :) no dejes nunca de escribir si?


un beso

alea dijo...

Me parece leer aqui a Marta. Contando sus miedos, sus pocas ganas de dormir, su temor a que la noche sea la ultima. Esas noches que se estiran a pesar del cansancio, a pesar del sueño, para no tener que dormir, para no tener que luchar. Pero hay veces que el luchar significa bajar los brazos. Es dificil, porque uno se siente en caida libre, al capricho de lo que teme. Sin embargo, si superamos esa barrera, el miedo cede, y podemos convivir con el. No, no desaparece, pero deja de tener poder sobre ti...