viernes, 16 de abril de 2010

¿Y tú, tienes dignidad?

¿Qué es la dignidad señores?
¿Cuándo la perdemos?
¿Es indistinta entre hombres y mujeres?

Marta a menudo dice que la dignidad de cada persona únicamente depende de uno mismo y que hay ocasiones y personas por las cuales no importa perderla.

Una "mente experta" (comillas-comillas) dice que cuando las mujeres hablamos de estos temas, no tenemos ni idea de qué estamos diciendo, porque hay que tener en cuenta que hay una línea muy estrecha entre romanticismo y estupidez.

Cuando un hombre va a hacer algo que borre la línea entre esas dos cosas, la mujer ya ha decidido en qué categoría entra. Es decir, si el tipo nos gusta, casi cualquier gesto nos parecerá romántico y por tanto cualquier cosa, por muy imbécil y desastrosa que sea, habremos decidido que es lo más estupendo del mundo porque él nos gusta, nos encanta y moriríamos por él (bueno, esto último es relativo). En cambio si el susodicho nos disgusta, o peor aún, si ni siquiera nos interesa, un gesto tan típico como traernos flores nos parecerá pesado, acosador y ridículo. Déjenme decir que veo dudosa esa postura y no la comparto en su totalidad.

A decir verdad, creo que el hombre debería olvidarse de la hombría de la que con tanto orgullo presume.
Pero no, ellos siempre dirán que en el momento en que un hombre se olvida de su dignidad, ese hombre pierde todos los puntos (a menos que sean puntos de amigo, que son como puntos del Caprabo pero menos útiles porque con los de Caprabo te dejan entrar a la gala de los Oscars).

¿Es que para qué queremos la dignidad? Ah, sí, perdonen, que eso es lo último que nos queda (o eso dicen, porque es lo último que se pierde) cuando no nos queda nada más. ¿Qué pasa, que te van a juzgar por no tenerla? ¿Qué no vas a poder respirar si la pierdes?, ¿Qué no te van a dejar entrar en el cine?, ¿Qué te vas a morir sin ella? Menuda tontería. La dignidad no sirve para nada y si vale la pena perderla, pues de perdidos al río, hagámoslo.

Todos nacemos con la misma cantidad de dignidad. Yo creo que tengo un nivel de dignidad distinto con cada persona, con cada amigo que tengo me he concedido el privilegio a mi misma de perder un poquito más o un poquito menos porque total, para qué la quiero. No voy a ser menos ni peor por tener menos que tú porque en realidad tú siempre tendrás menos que Marta. Seguro. Porque sí, de todas las personas que conozco, Marta es la que se lleva el cupo de dignidad. Es que ella es muy digna. En todos los sentidos.

Yo la voy perdiendo a ratos, cuando soy tonta, cuando me pongo pesada, cuando doy primeros pasos, cuando soy curiosa, cuando me pongo melancólica o cuando hago las cosas sin pensar en las consecuencias. Pero esa es mi vida. La Clara sin dignidad sigue siendo la Clara, así que dejaros de pamplinas y haced las cosas si os apetecen, porque seas hombre o mujer, siempre, siempre, siempre, valdrá la pena.

3 comentarios:

F. Dwarf dijo...

"A decir verdad, creo que el hombre debería olvidarse de la hombría de la que con tanto orgullo presume"

He visto montones de casos de relaciones (incluyo el mío) en los al principio la mujer se siente halagada de que el hombre haga a un lado su hombría para darle su lugar (comillas-comillas), pero después ella se aburre de ser la que lleva las riendas en la relación y decide terminarla.

O dicho en palabras de 3 mujeres con las que platiqué de eso: "o sea, luego como que quién está cuidando a quién o qué pedo"

Así que, Doña Clara, ¿usted desearía pasar el resto de su vida con una persona a la que usted considera que no tiene dignidad?

Jansy dijo...

Llavors, perdre la dignitat és fer allò que desitgem fer però pensem, incoherentment, que qui ho fa fot pena. :)

M'ha agradat molt recordar l'episodi "Paco", Caprabo i Oscars.

Clara González Juidías dijo...

Exactament:
"qui ho fa fot pena".

Però val la pena fer-ho.

:)