lunes, 14 de noviembre de 2011

Y luego dicen que soy yo.

Y luego Marta me dice que soy yo. No te jode.

Esto es una fiesta. Sí, una fiesta, pero una fiesta de esas de tres pares de cojones. Joder. Y después parece que yo sea la que indago para que me pasen cosas espeluznantes, inquietantes y extraordinariamente complicadas. Vamos, propias de un guión de película. Hollywood al rojo vivo. Cienporcien. Cualquiera que me vea desde fuera podría decir que soy una husmeadora de aventuras, aventurillas y grandes aventuras comprometidas e interesantes. Seamos realistas. Hay cosas que también suceden en la vida real, por muy peliculeras que parezcan.

Y luego dicen que soy yo. Hay que joderse.

Vale, sí, me gustan estas cosas, pero hasta cierto punto. Esto ya se pasa de la raya, de la línea delimitada por mi capacidad de saber reaccionar frente a según que situaciones. Se sale, y se sale por completo. Bloqueo.
Con lo tranquila que voy yo por la vida improvisando, regalando pequeñas sonrisas a todo aquel que me lo permite, intentando sorprender con tonterías y rastreando cual golden retriever en su rinconcito del parque un domingo por la tarde. Diversión asegurada. Joer. 
 
Y luego, luego dicen que soy yo.

Pero no, parece que a mi la diversión se me puede retorcer hasta niveles insospechados. Y luego, cómo no voy a tener estos nudos estomacales momentáneos. ¿Pero es que sabéis lo peor de todo? Que, por como soy, si yo me propusiera encontrarme con estas situaciones, seguro que lo conseguiría.  Lo curioso, es que no me esfuerzo por buscarlo. Viene como viene. Con razón luego se puede malinterpretar lo que digo o dejo de decir.


La próxima vez que Marta me diga que estas cosas me las busco yo, le diré...mira, no se que le diré porque cualquier cosa que le diga, podría sonar presuntamente sospechoso.

1 comentario:

Mga dijo...

M'has d'explicar això! i moltes més coses, segur! Quan ens veiem??