martes, 14 de junio de 2011

#3.

Voy a ser directa, concisa y óptima. En este mundo hay tres tipos de hombres, los que se les ve venir desde un principio, los que parecen mosquita muerta pero que en realidad no lo son y los que son sosamente tontos de verdad.

En primer lugar, los que son tontos. Con ellos no hay que preocuparse demasiado, ni actuarán, ni les verás venir y ni siquiera ir. Sosos, parados, correctos, quietos y muy tranquilos. A éstos, simplemente hay que incentivarles e insistirles hasta más no poder, porque incluso a ellos, les gusta hacerse de rogar.

Luego están los que se les ve venir. Con estos más o menos no hay problema. Se sabe a lo que van, qué quieren y en qué dirección van a tirar. Se muestran abiertos, simpáticos, extrovertidos y muy encantadores desde el tercer segundo de conocerte. Éstos es posible que ni siquiera hagan el esfuerzo por fijarse en tu mirada o tu sonrisa. Directamente irán más abajo. Si nada lo impide van a ir de frente y al grano de la cuestión. Desde el primer momento te van a hacer saber sea de la forma que sea qué es lo que les interesa realmente.

Y luego, luego están los peores. Los más peligrosos de todos, los que crees que no pero si. Los que parecen una mosquita muerta y luego ZAS!. Vaya si son chungos …que a veces no sabes ni por dónde te van a salir.
El problema que tienen éstos es que tienen lo mejor y lo peor de los otros dos. Pueden parecer sumamente sosos, rectitud debidamente educada, insubstanciales, vacíos, poco sentimentales, insípidos y de mirada borde. La primera sensación es que nunca sonríen y aparentemente nada les saca de sus casillas. Y cuando menos te lo esperas, te muerden el cuello. Y claro, te dejan tan sorprendentemente descolocada que ni siquiera te da tiempo de improvisar. A partir de ahí, por H o por B, cambian, saltan barreras o (directamente las derriban), te hablan, se vuelven ocurrentes, juguetones, bromistas, más o menos directos pero, a diferencia de los segundos, éstos se esfuerzan por mirarte a los ojos y fijarse en tu sonrisa. 

Y eso, qué queréis que os diga, siempre les da un punto.

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