Marta siempre dice que improvisar es lo que tiene, debes aprender a correr ese riesgo. El riesgo de imprevistos imprevisibles, de momentos que te crees en el súmmum de la ola y que en segundos, todo se desvanece, desaparece y quizás, se pospone.
Hay días en los que te despiertas y te encuentras unos buenos días pintados en tu mesita de noche. Eso o palabras sin sentido escritas en el cristal empañado de tu ventana una mañana de diciembre. Llueve y te gusta oír esa tormenta precipitada que se mueve sin ton ni son. Cae y se escabulle lentamente. Te llega y te hace disfrutar con cada desliz que deja pasar. La gota de lluvia que experimenta buscando el camino más afín a su recorrido, preparada para fugarse. La gota que inventa, sin ser cautelosa ni precavida, sin apenas moderarse, dispuesta para la aventura.
Así improvisa, se adentra, con decisión y sin miramientos. Imprevisible se cuela entre la zanja límite, recorre y con la más total facilidad, vuelve a estar en lo alto de la ola, donde acabará mojando todo a su alrrededor.
2 comentarios:
Creo que es la lectura sobre "gotas" mas interesante que he leído nunca, me encanta!
De acuerdo con Ainara!! Y más que nos podrías contar de gotas... Seguro...
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