domingo, 8 de julio de 2012

El tiempo, los trenes y el lado canalla.



Me da pena sentir que hay cosas que se esfuman, que se largan y desaparecen al final del andén sin saber por qué. Cosas que te hacían sentir extraordinariamente bien y que sin duda te parecían geniales. El tiempo, supongo que es lo que tiene, que nunca nos pilla a todos en las mismas condiciones y con las mismas ganas. Ganas de pasarlo bien, de compartir y de vivir. Disfrutar dice Marta. 

Personas. Conocidos. Amigos. A veces me pregunto porque mis ganas de compartir nunca desaparecen. Sin duda, parece que voy al revés de la gente. Nunca exijo nada. Pedir no es lo mío. Creo que la clave está en recibir sin tener que pedir. Eso es lo que a mi me gusta. Disfrutar de los momentos de amistad, entre amigos. Preocuparme por ellos, hacer lo impensable cuando haga falta, interesarme por cómo están. Adularlos y halagarlos cuando es necesario sin motivo alguno. Solo porque lo crea. Sentir que si necesito algo están ahí para sonreirme. No hace falta que acaparen todas las horas de mi día, pero si cuando es necesario.
Por eso no entiendo cuando, aún y respondiendo con la mejor de mis sonrisas, tengo que enfrentarme a borderías, soserías y pasotismos varios. No se, creo que no me merezco que me traten y me hagan sentir mal. Yo no lo hago. De hecho, todo lo contrario. En mi boca casi siempre hay un sí, cuando quiere, cómo quiere y dónde quiere. Totalmente adaptable. Me gusta complacer y más si es a mis amigos. Me gusta hacerles sentir bien. De eso se trata la amistad, no? Creo que es mucho más que unos buenos días abreviados o unas buenas noches casi imperceptibles. Me da lástima que largas conversaciones hasta altas horas de la madrugada que un día se dieron, jamás se vuelvan a repetir. Quizás por aburrimiento, por poco interés de lo ya conocido o por ves a saber qué. Desaprobación absoluta de todo lo que una hace. Parece casi imposible que alguien que una vez te llamó canija de la forma mas canalla del mundo, haya borrado esa parte de él. Aquel que una vez fue capaz de hacer una lista de 8 puntos que al leerlos te hacían sentir bien. Cosas de alguien que sin apenas conocerme pudo enumerar una tras otra. 

Ciertamente, alguien que pareció tener a veces una parte del doctor Jekyll y otras del señor Hyde, ahora parece solo interesarle lo conciso, lo picante y directo. Única y exclusivamente. Nada de preguntas, nada de conversaciones, nada de interactuar, nada de comentarios a lo largo del día. Ni confidencias, ni derribo de filtros. Nada. 
Así que, aprovechando que es verano, creo que es momento de hacerme valer un poquito y solo aceptar  las cosas que me hagan sentir bien. Que nada me haga llorar, ni siquiera la rabia o la desaprobación. Ni siquiera el poco interés. Ni siquiera el bostezo tan repetidamente acentuado cuando lo único que quieres es compartir. No es justo. Creo que no lo es. Me cansé de ir siempre detrás. Me cansé de ser insistentemente pesada. Me cansé de no recibir ni un puntito de aprobación, agrado o gusto. Cuando alguien quiere silencio, silencio se le da. Paso de todo. No pediré nada más.

Pero sí, me da lástima ver como el tren pasa y se va. Como las cosas se pierden entre oks, ocs o clicks varios. Me da pena sentir que las buenas amistades se dejan escapar. Supongo que cada uno escoge lo que quiere. Y supongo también que no todo es inovador eternamente. No siempre se siente curiosidad por todo. No todo el mundo se comporta y actúa igual. Y eso que yo solo pido amistad. Digamos que si no soy yo, será otra. Pues qué queréis que os diga, como la Flequis señores, pocas. En todos los sentidos. 

Se que soy estupenda.


[["Si no nos aduláramos jamás, la vida seria menos placentera." -  François de la  Rochefoucauld.]]


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