jueves, 30 de junio de 2011

#improvisando.

Estaba anocheciendo y la chica misteriosa seguía allí,  con su flequillo de lado, sus ojos algo cansados y el andén bajo sus pies viendo oscurecerse el día. La gente pasaba y ni siquiera se percataba de su presencia, pero ella ahí seguía, jugando con el tirabuzón de su larga melena. Nunca le había gustado demasiado llamar la atención así que qué nadie se diera cuenta de que estaba ahí, tampoco le molestaba demasiado. Mientras no la pisaran, nada malo podía pasar. Oía el silbido de las locomotoras y la ausentaban de todo. Sólo escuchaba eso de vez en cuando. Su cabeza estaba en otra parte, en un lugar donde las nubes, el viento y los rayos de sol, ya habían desaparecido hacía unas cuantas horas.

Podía sentir esa esencia como si la tuviera a dos centímetros de su cuello, lograba analizarla como si estuviera rozando su mejilla y recorriendo todos y cada uno de los rincones de su piel. Le estremecía solo de imaginarlo, de pensarlo y repasarlo una y otra vez. Le encantaba esa sensación de disfrute. La locura se había apoderado de ella en ese preciso instante y ya nada podría parar. La mente mueve montañas y esta vez no iba a ser menos. Suspiró tan intensamente que tuvo que controlar el gemido intenso que le proporcionaba toda aquella situación.
Casi como una sacudida...

1 comentario:

Jerry García, a.k.a. stup_id dijo...

Quiero ser un terremoto... quiero dar tu sacudida.. quieromover tu tierra y que nada vuelva a donde estaba