miércoles, 21 de septiembre de 2011

Menos lobos, Caperucita.

Agua caliente, tomate con queso, pepinillos con especias florales, botella verde y olor a vinagre enmodenado. Cosas de freaks, retoques de fotos, edición de vídeos, análisis de textos, emoción en lecturas de RSS, blogs, Twitter y Photomatix. Y descubrir que el HDR es todo un arte y no sólo una alteración de la realidad que nos presenta imágenes de ensueño. 

Que hay conversaciones frente a frente, mirando o no a los ojos que no son tan complicadas acompañadas de una sonrisa, que no es tan difícil ponerse en el pellejo del otro, que todo es mucho más sencillo de lo que creemos y que hay cenas, cafés u horchatas que pueden saber igual que noches de locura y desenfreno. Que no todo es negro carbón ni todo es blanco nuclear. El gris también te hace disfrutar. Que para qué agobiarse si un no es un no y un sí es un sí. Las cosas claras y el chocolate espeso. Ésas son buenas tardes. Ésas y un buen sofá. Eso sí, que el sofá, sea blanco nuclear. 

Si es que la próxima vez que Marta me presuma, alardee y exagere de sus grandes tardes aventureras, le diré que todos tenemos tardes como las suyas. 


(( Escuchando: Hey Ho, Let's Go - Ramones))

1 comentario:

alea dijo...

Me gusta el blanco, el vinagre de modena y que me cuenten cosas. Me gusta leer como sacas sonrisa de una tarde de charla abierta y grata compañía. Pero sobre todo, saber ver en los grises la sal de la vida, es algo que siempre está bien que te recuerden como se hace!