miércoles, 27 de junio de 2012

Voces.

Riiing.
El teléfono sonó. 
Riiing.
El telefono sonó de nuevo.
Riiiiiiiing.
Sonó por tercera vez. 
De un modo repentino se dio cuenta que estaban insistiendo reiteradamente pero no sabía si contestar. Al fin, descolgó. 
- ¿Hola?
- Hola. 

Una voz tranquila y sosegada estaba al otro lado del teléfono. Le sorprendió esa tonalidad en las palabras. No estaba acostumbrada pero le transmitía intención. Mucha intención. Y eso, le gustaba. Siempre había sido bastante escueto y conciso en las conversaciones telefónicas. El telefono no era de su agrado. Pero esta vez parecía que quería jugar. Alargaba las frases y las palabras las pronunciaba casi en susurro. Las voces se volvieron acordes. El volumen y la entonación eran los adecuados para empezar el juego.
Y suspiró, y sonó como un sutil gemido. Aquella voz, sin duda, estaba excitándola cual cuatro gotas de aceite resbalando espalda abajo acompañadas de dedos finos, largos y fuertes recorriendo cada centímetro, deslizándose por todas y cada una de las curvas existentes. 

Marta siempre dice que las voces son una de las cosas mas estimulantes, sugerentes y totalmente tentadoras que hay. Despiertan a la imaginación y a los sentidos. Y más, si no te lo esperas. Te sorprenden. 



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