miércoles, 2 de junio de 2010

Mensajes en botella.

Vaya, es miércoles. Antes me encantaban los miércoles. Digo antes porque es antes refiriéndome a antes, antes; antes cuando la Clara iba al cole. Me acuerdo que durante toda la vida los miércoles molaban. Era el día en que había créditos variables dónde nos reíamos a más no poder, era el día que tocaba plástica/dibujo y era el día de la semana en que para comer había sopa y pollo con patatas. Esto era lo más importante. Todos esperábamos el miércoles en el comedor. Era leyenda, pollo con patatas el miércoles. De toda la vida.
Ahora los miércoles son un día como otro cualquiera. Pero un miércoles como hoy, a mí me gusta especialmente. Ya empezó período de exámenes y nos estrenamos ayer, con cirugía. Hoy es el día post, digo, post-cirugía. Por eso me gusta. Es como cuando tienes algo dentro durante mucho tiempo y por fin lo haces. Te quedas descansado. Pues así estoy. En que apetece solecito de verano y un Nesquik con Krispies. Así he empezado el día yo, bueno, con mi tazón pero sin sol porque hoy se resiste a salir. Por ahora.

Hoy es día de mensajes. No es que tenga nada de especial pero proclamo los miércoles día de mensajes en botella.
El otro día, en conversaciones que no hace mucho mantengo con un tipo interesante, hablé del tema. Las personas somos como náufragos, como personitas perdidas en una isla (perdidas que no Perdidos). La isla de la vida. Es grandiosa una comparación como esta. Siempre he pensado que las personas somos como náufragos de la vida que tenemos momentos en los que esperamos que alguien nos mande un mensaje. A ti, a mi, a todos nos gusta, nos encanta recibir mensajes. Esperamos (o no) a que una botellita con un pergamino en su interior llegue. Sí bueno, a veces son mensajes como un papelito en la nevera que pone “ves a comprar el pan”. Pero yo no hablo de ese tipo de mensajes. Ya sabéis de qué tipo de botellitas hablo. Y si encima la botellita es verde, pues mejor; más peliculera.

Nos gusta recibir mensajes, porque cada uno de ellos significa que alguien se acordó de ti, que alguien espera contestación tuya, que alguien te quiere, que te odia, que te aprecia (o que no), que le haces reír, que le diviertes y que le importas.

Veis, a todos nos gusta recibir mensajes. A Marta también, no os penséis.

1 comentario:

alea dijo...

Marta tiene un mensaje..